Existe un argumento histórico muy poderoso que confirma —desde hace más 40 años— la existencia de oportunidades y emprendimientos económicos, organizadas o informales, trascendentes o efímeros, que surgieron de los saberes —y quereres— que traía consigo la práctica del grafiti.
Ya para 1972, Hugo Martínez, un sociólogo latino de origen puertorriqueño, decidió crear un equipo de artistas llamado UGA (United Graffiti Artists) con el firme propósito de dar a conocer en las galerías neoyorquinas, a los huidizos artistas que día a día plasmaban su talento en los trenes de la ciudad k. Tan solo fue el primero.
No obstante no es el único argumento y con el propósito de sumar una reflexión a la legitimación del grafiti como un camino para forjarse un futuro y un presente, decidí tomar como base los siete elementos que se reflejan en el texto la Economía Naranja y que pretenden subrayar los requisitos básicos de un sector cultural para su consolidación y desarrollo económico.
- Información: Ya pasaron las épocas en que los grafiteros tenían que recortar revistas de las bibliotecas públicas para conocer el “estado del arte” del grafiti mundial. Hoy en día se cuentan por miles los canales y espacios, que permiten acceder a toneladas de información y contenidos, que hacen de esta práctica un ejemplo de accesibilidad de recursos y colaboración desinteresada entre sus integrantes.
- Instituciones: De cerca conozco los procesos de fomento y promoción que se vienen dando en Bogotá y Medellín en la actualidad, de la mano de regulaciones flexibles y comprensivas, y que han permitido —por supuesto con la necesidad de ciertos ajustes y perspectivas realistas— que ambas ciudades cuenten con recientes y potenciales políticas públicas de juventud basadas en la práctica del grafiti. Barranquilla se acerca, y para la bienal de muralismo en Cali se tuvo el acierto de tener como invitados a un grupo numeroso de grafiteros.
- Industria: Actualmente hay docenas de artistas, equipos y hasta empresas que en distintos sectores, que incluyen la publicidad, la moda, el diseño y los programas de responsabilidad social,han generado productos y servicios en un mercado cada vez más sensible a las estéticas y conversaciones callejeras. Falta asociatividad de los artistas y perderle el miedo al dinero derivado de la práctica.
- Infraestructura: A pesar de la obviedad que conduce a admitir que la infraestructura vital del grafiti es la calle, se hace necesario que los programas y acciones de fomento, tanto públicos como privados, indaguen sobre la verdadera trascendencia y alcance que deben tener los espacios físicos creados y que buscan promover la práctica. Infraestructura es internacionalización, profesionalización y calidad en un contexto espacial, no simplemente una lata, una foto y un aval público.
Por cuestiones de espacio, en la próxima columna finalizaré los otros tres elementos restantes, no sin antes aclarar que lo que hoy está sucediendo es simplemente un potencial ecosistema —con personajes más o menos articulados— para el desarrollo de Colombia como un referente mundial de arte urbano, falta mucho, pero no exageraría si dijera que se va por buen camino.
Adenda: Les recomiendo hoy sábado 25 a visitar la exposición Los Emergentes, que presenta más de 40 obras de los artistas grafiti Pez Barcelona, Cazdos, Yurika y Skida. Calle 28B # 15-29 desde las 4 pm.
@camilofidel