Cuando Romaña creía en la paz

Cuando Romaña creía en la paz

El jefe guerrillero lideró la implementación en Nariño, pero desertó y se unió a las disidencias de Iván Márquez, teniendo como único destino la muerte

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diciembre 09, 2021
Cuando Romaña creía en la paz

Romaña se había entregado al proceso de paz en 2017. Nunca se pudo quitar su nombre de guerra, aunque había cambiado el fusil por el azadón, cuando se instaló en Llorente, un corregimiento de Tumaco donde se convirtió en un empresario del campo. En la Zona Veredal Daniel Aldana se puso a trabajar junto a 300 guerrilleros con los que sembró 30 hectáreas de maíz y produjo 30 toneladas de comida. Sin embargo, aquel año las disidencias ya eran un problema y en el Pacífico colombiano, en Tumaco, Guacho comandaba un grupo narcotraficante que lo amenazó y lo obligó a abandonar la zona veredal.

A eso se sumó, en 2018, la captura de Jesús Santrich. Vinieron los señalamientos en su contra, pero incluso el entonces fiscal Néstor Humberto Martínez salió a defenderlo. Romaña había salido de Tumaco, pero no estaba desaparecido, se había ido hacia el Meta, a La Julia, donde llegó para sembrar otras 30.000 hectáreas de maíz junto a 150 hombres para producir 30.000 toneladas de comida. Romaña parecía estar comprometido, pero desapareció poco después de Iván Márquez y El Paisa. No se presentó a la citación en la JEP y se excusó argumentando la "inseguridad jurídica".

El sueño de Romaña terminó y volvió a las armas. Se juntó con Iván Márquez y Santrich en la frontera colombo venezolana para fundar la Segunda Marquetalia. Apareció en el video declaratorio que todo el país conoció. Estaba sentenciado a muerte. Las autoridades colombianas comenzaron a perseguir a la disidencia y él era uno de los principales objetivos. Un historial de secuestros como pocos cargaba encima, además de las extorsiones y ataques armados que lideró.

Vinieron algunos señalamientos en su contra, pero incluso el fiscal Néstor Humberto Martínez salió a defenderlo. Romaña había salido de Tumaco, pero no estaba desaparecido, se había ido otra vez al Meta, a La Julia, para sembrar 30.000 hectáreas de maíz con 150 hombres para producir 3.000 toneladas. Castellanos seguía firme con el proceso, pero desapareció. No se presentó a la última citación en la JEP, aunque envió una carta a través de su defensa excusándose por la "inseguridad jurídica" tras las objeciones del presidente a la JEP. Su situación todavía no está resuelta, y el tribunal deberá mirar si le da una prórroga al excomandante de las FARC.

El pasado 7 de diciembre el gobierno colombiano confirmó que Romaña había muerto en un combate con otra disidencia en territorio venezolano. Pero no es la única hipótesis que se baraja. También está sobre la mesa la responsabilidad que puedan tener algunos mercenarios interesados en cobrar la recompensa que por él daba el gobierno norteamericano. Finalmente, la tercera posibilidad apunta directamente a las fuerzas armadas colombianas, aunque por el momento no existen mayores indicios, por demás que se generaría un problema con las autoridades venezolanas, pues podría haber una violación a la soberanía del país vecino.

Lo cierto es que Romaña está muerto. Será recordado por haber abandonado el proceso de paz en el que alguna vez creyó, pero rápidamente se bajó de ese sueño.

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