Los días 30 de Noviembre y 1 de Diciembre se celebraron dos reuniones informativas, coordinadas por la CAR-Cundinamarca, en el Parque Ecoturístico Río Neusa, como parte del trámite de la licencia ambiental del título minero EIJ-151, para la explotación de gravas y arcillas en el punto más sensible del valle aluvial del río Neusa. Estas reuniones son preparatorias de la Audiencia Pública que se celebrará el 17 de diciembre. El parque se inunda con alguna frecuencia cuando llueve muy duro; el río se apropia de su espacio a pesar de estar regulado por la represa; la inundación es más fuerte abajo, en el valle aluvial, pues se suman varias corrientes, como pasó en las últimas semanas.
En las reuniones se evidenció el absurdo de llevar hasta esas instancias un Estudio de Impacto Ambiental -EIA-, que ha debido ser devuelto por inconveniente en el momento en que fue entregado, pues la CAR debe conocer la fragilidad del valle aluvial del Neusa y la Ley 99/93 que determinó en su artículo 61, el cuidado especial que se debe tener por la Sabana de Bogotá, sus valles, montañas, etcétera. Es inexplicable que las entidades del sector minero no hagan lo propio y que junto con las empresas procedan sin consideración con el espíritu de la ley y la realidad del territorio.
El exministro de ambiente Luis Gilberto Murillo le abrió la puerta a la minería en la sabana y el actual director de la CAR, Luis Fernando Sanabria, no está haciendo nada para impedirlo.
La CAR puede argumentar que el área en donde se solicita la licencia ambiental está dentro de una zona apta para minería, definida así por el Ministerio de Ambiente, por medio de resoluciones expedidas en 2016 y 2018, por el exministro Luis Gilberto Murillo; esto se hizo sin participación de la CAR, según se mencionó en las reuniones. Sin embargo, en la segunda resolución se advierte que se debe tener cuidado con estas zonas en el municipio de Cogua pues su territorio está sobreexplotado por la minería. La razón indica que, en una circunstancia como esta, apelar a la prevención y al principio de precaución previstos en la ley, y suspender el trámite de nuevas licencias ambientales para minería, es una medida que la CAR ha debido tomar hace tiempo y proceder de inmediato a realizar los estudios detallados para la realinderación de los polígonos 12 y 13 de Cogua. ¿Por qué no se hizo esto? ¿Por qué en su lugar se realizó una “adecuación hidráulica” (canalización y desnaturalización) del río Neusa y la quebrada El Chuscal, en el valle aluvial en 2018?
La CAR-Cundinamarca sometió a la comunidad y a las instituciones de todo orden a un proceso de evaluación y a reuniones de “participación” que terminaron en escenarios patéticos, en que los agentes y técnicos de las empresas mineras, así como los funcionarios de la CAR, recibieron apabullantes lecciones científicas, técnicas, sociales, comunitarias, legales, económicas, administrativas, procedimentales y de gestión ambiental. También se evidenció la pésima calidad de los estudios de impacto ambiental -EIA- presentados por la minera para el absurdo proyecto EIJ-151 y las inconsistencias entre estos y las presentaciones. ¿Por qué la CAR aceptó estudios de impacto ambiental tan defectuosos y les dio vía como soporte para otorgar una licencia ambiental? ¿Qué pasará con las aguas contaminadas por la mina? ¿Qué piensa de todo esto el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa? ¿Y la Empresa de Acueducto de Bogotá, no se considera afectada?
Meritoria la capacidad de resistencia de los funcionarios de la CAR, ante la lluvia de argumentos que los cuestionaron en su desempeño; su única salida fue recordar y recitar procedimientos como un mantra para legitimar las reuniones y su actuación. De pronto, uno de ellos dijo que antes de la Ley 99/93 no había regulación para hacer evaluación ambiental, que ahora tienen un manual y que un equipo interdisciplinario constata si lo que se presentó está bien y lo verifica contra los estudios y documentos de la CAR !Vergüenza!
Los técnicos de las empresas mineras --cada vez aparecía una empresa diferente–, fatigados, balbuceantes, derrotados, víctimas de la presión de intereses implacables, superados por cada pregunta o requerimiento, terminaron perdiendo la memoria y contestando que sólo se limitaron a seguir las formalidades establecidas en el manual. Formalidades que no se cumplieron en los documentos ni en las presentaciones. La información en el -EIA- y la presentada en las reuniones es incompleta en aspectos claves para la evaluación del impacto ambiental del proyecto y sus consecuencias. Además, se equivocaron de cuenca, municipio y polígono de la zona compatible con actividades mineras, no sabían en dónde estaban.
La comunidad en cabeza de la alcaldesa de Cogua, Flor Maria Murcia, está decidida a defender su territorio como municipio verde.
En contraste, la comunidad y las instituciones municipales están cada vez más preparadas y dispuestas a defender el territorio. La alcaldesa de Cogua, Flor María Murcia, ponderada, firme, clara en lo que ella y la comunidad quieren para el municipio, tal como lo dejó expreso en su Plan de Desarrollo: “Cogua será reconocido como municipio verde de la Sabana, productor de agua, despensa agropecuaria y ecoturística, protector de sus recursos naturales y respetuoso de toda forma de vida, generador de un desarrollo sostenible y saludable”. La alcaldesa estuvo apoyada por un equipo interdisciplinario, estudioso, comprometido y por asesores científicos y jurídicos brillantes. La lógica de la reunión cambió: los que se informaron sobre los verdaderos alcances del proyecto minero y sus impactos fueron las empresas mineras y la CAR. También participaron varias mujeres en las reuniones con intervenciones importantes. Cogua tiene un Concejo municipal que interpreta y respalda a la comunidad ¡El país sí está cambiando!
Mientras tanto, detrás de las carpas blancas dispuestas para las reuniones, transitó lentamente en fila ordenada un grupo numeroso de niños, con sus morrales de colores a la espalda, como lo hacen muchos niños de los municipios de la Sabana y de Bogotá, que acuden al parque para conocer, entender, ver, respirar, oler, sentir la naturaleza, apreciar y gozar la vida. El Parque Ecoturístico Río Neusa tiene 20.000 visitantes al año y es de los pocos sitios públicos de la región en donde se pueden realizar estas actividades. Los niños se alejaron sin mirar hacia la carpa, como si no quisieran saber qué pasaba en la reunión de blancos escenarios, cámaras de video y mesas de manteles blancos sobre tarimas blancas, en las que estaban los funcionarios de la CAR y los mineros. ¿Qué lección de ecología y de cuidado de la naturaleza podrán recibir estos niños de parte de la CAR? ¿Cuál sería la tarea que entregarían si se les explicara qué estaba sucediendo en esas carpas blancas? Allí se estaba tratando de cocinar por parte de la CAR y los mineros la destrucción para siempre del valle aluvial del río Neusa. Esto en lugar de discutir con las autoridades y la comunidad en el terreno, sobre cómo conservar este patrimonio ecológico y cultural, destinarlo a que sea la prolongación natural del páramo, de la Represa del Neusa y de los parques de la CAR, y que continúe sirviendo para el cuidado del agua, los suelos, la fauna y la flora. En donde se fomente la agroecología, la generación de empleo, el esparcimiento y la educación como dice la Ley y desean quienes habitan el territorio.
Qué mal ejemplo da la CAR-Cundinamarca ¡Qué vergüenza!
*Exdirector del IDEAM
