Carlos Mattos se encuentra en la cárcel La Picota. A su llegada a Colombia fue recluido en el pabellón más estricto, el de la Unidad de Medidas Especiales (UME), o el pabellón de aislamiento o castigo. Su celda medía 2x2, tenía un planchón y mesita de concreta, más un inodoro a la vista de todos los presos y guardias. Sin embargo, el empresario cesarense fue movido de la UME y ahora goza en el pabellón de reclusos de cuello blanco: el ERE Sur.
El traslado se dio gracias a la astucia de su abogado Iván Cancino, quien argumentó que Mattos había sido funcionario público, pues entre 2002 y 2003 fue senador durante un mes en reemplazo de Roberto Gerlein. Y es que la política no ha sido ajena para Mattos, pues su hermano Alfonso fue senador por el Partido Conservador y su sobrina Carmen Cecilia Gutiérrez, fue representante a la Cámara por el Cesar con el partido de la U.
En el pabellón ERE Sur están ubicados funcionaros públicos, implicados en escándalos de corrupción como el Cartel de la Toga, Odebecht y uno que otro político que estuvo vinculado al paramilitarismo. Ahora comparte patio con Bernardo Elías, Francisco Ricaurte, Musa Besaile, Kiko Gómez, el Gordo García, Jorge Noguera, entre una lista que no supera entre 30 y 40 personas. Mattos tendrá internet permanente, celulares, televisores con cable, cuatro cocinas distintas con chefs personales y visitas sin restricciones de jueves a lunes.
Cancino se anotó su primer logro en defensa del empresario que desde que llegó extraditado a Colombia ha buscado a toda costa beneficios con la justicia, incluso sin la intermediación de su abogado.
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