Carlos Mattos pasa sus días en el pabellón de la Unidad de Medidas Especiales de Seguridad, o más conocido como el pabellón de aislamiento o 'de castigo'. El empresario cesarense se encuentra recluido en una celda de 2x2, su cama es un planchón de concreto con una colchoneta, tienen una mesita para poner sus pertenencias y cuenta con un sanitario ubicado a la vista de los demás reclusos y el guardia encargado de vigilarlos. Las celdas de este pabellón especial fueron construidas durante la alcaldía de Samuel Moreno bajo estándares americanos por lo que su infraestructura resulta bastante similar a las de una celda en Estados Unidos.
Carlos Mattos cumple un aislamiento de 14 días por protocolo de bioseguridad y no está autorizado para salir de su celda. Debe levantarse a las cinco de la mañana para tomar el desayuno y podrá permanecer fuera de su celda, solo, hasta las cuatro de la tarde, hora en la que los guardias hacen el conteo final del día. Los almuerzos son al estilo de los corrientazos, abundan más los carbohidratos que la proteína, las medidas de seguridad son tan estrictas que está prohibido el ingreso de alimentos externos. Para quemar tiempo, al no estar en un programa de resocialización, Mattos tendrá derecho a estar en el patio, si quiere ver televisión deberá compartirlo en horarios distintos con los demás reclusos y solo tiene acceso a canales nacionales (señal TDT). Uno de sus compañeros de pasillo es el cuestionado contratista Emilio Tapia y jefes de carteles criminales.
Este pabellón tiene dos cabinas telefónicas de uso comunitario que Mattos puede usar con una tarjeta prepago. Antes de ingresar a la Unidad de Medidas Especiales de Seguridad hay decenas de puestos de seguridad, sin duda, es el pabellón menos apetecido y al que suelen ser enviados los presos de alto perfil de otros pabellones que tienen mal comportamiento por ingreso de bebidas alcohólicas, celulares, etc., como forma de castigo.
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