La ruptura de John Lennon con los Beatles y su derrumbe al lado de Yoko Ono

La ruptura de John Lennon con los Beatles y su derrumbe al lado de Yoko Ono

Su último concierto quedó inmortalizado en el documental que estrena Disney, pero después se hundió en las drogas y el misticismo al que lo arrastró su pareja

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noviembre 27, 2021
La ruptura de John Lennon con los Beatles y su derrumbe al lado de Yoko Ono

Como en la época de Anthology, hace ya veinte años, los Beatles vuelven a captar la atención mundial. Las 57 horas de grabación encontrados en lo que eran los estudios Apple y convertidos en un documental de seis horas por Peter Jackson, es la gran oferta de Disney en este final de año. El grupo que en 7 años cambió el curso de la música es un tema inagotable. Los conflictos creativos entre Lennon y McCartney, la presunta influencia de Yoko para acabar con los Beatles y todo el proceso creativo de los más grandes del rock son tópicos que tocan a diario revistas de todo el mundo. Por eso nos adentraremos en los misterios de John Lennon.

En 1975 los Beatles ya llevaban cinco años separados. John Lennon había hecho en solitario Imagine, uno de los mejores discos de la historia y había probado que podía ser el mejor beatle de todos. Sin embargo, ese año decidió encerrarse en su apartamento en el edificio Dakota con la vista al Central Park de Nueva York y pensando, según relato de su asistente personal, Fred Seaman, todo el “fucking” día en suicidarse. Yoko oficiaba, según los diarios íntimos del artista, como una especie de sacerdotisa diabólica preocupada por dilatar lo que más pudiera su menopausia sometiéndose a complicadísimos métodos hormonales. Además, la montaña con cremas a base de placenta se apilaban en el apartamento: Yoko quería que los años no hicieran estragos en su cutis.

Y mientras tanto John veía televisión sin volumen todo el día hasta que atardecía y una vez en la hora más triste del domingo se ponía a ver como los árboles cambiaban de color en el Central Park. Según Seaman, pasaba gran parte del día fumando la más potente de las yerbas y probando las gotas de un ácido demoledor. Había incluso rumores de que Yoko había creado un hechizo para someter al beatle. Uno de los relatos más escabrosos afirma que Lennon le rompió el brazo a uno de los hijos de un amigo de Sean, mientras jugaban a las escondidas. Lennon tuvo que pagarle un millón de dólares a la familia del niño para que no se armara el escándalo. Era tal la enajenación del genio que se hacía sus necesidades encima.

Atrás había quedado eso de ser un beatle: las noches a punta de anfetamina en Hamburgo, el éxito en Estados Unidos, el Maharishi, el dolor de perder a Brian Epstein, la disolución después de Let it be y su intento de convertirse, junto a Yoko, en los paladines de la paz mundial cuando sacaron Imagine. No, en 1975 del imperio sólo quedaban pedazos. Así que su única actividad creativa era escribir todo lo que le pasaba en sus diarios, con su letra confusa, como patas de insecto, jeroglíficos para un arqueólogo de la música. Y allí estaba la miseria de ser artista. Y estaban sus obsesiones, masturbarse siete veces al día y hablar como un disco rayado de Jesucristo hasta el punto de creer que tenía una misión mesiánica en este mundo.

FOTO YOKO Y LENNON

Un día en los años perdidos de Lennon empezaba a las cuatro de la mañana. A esa hora ya Yoko Ono llevaba rato levantada hablando con sus amigos en Japón y recibiendo las primeras visitas del día. Es que el apartamento de 700 metros cuadrados estaba repleto de fans contratados para aplaudir a Lennon, ir al supermercado por provisiones o simplemente comprarle heroína.

Tal vez la primera vez que salió a la calle por esos días fue en febrero de 1978 cuando Mick Jagger y David Bowie pasaron por Dakota y lo invitaron a un concierto de Led Zepellin, un grupo que nunca no le gustó al beatle. El concierto le sirvió, según Rodrigo Fresán en su célebre artículo Help, para conocer a una de sus obsesiones, la groupie profesional Bebe Buell –mamá de Liv Tyler-. Pasaron varias noches de pasión.

En 1979 es la misma historia: Lennon y Yoko en la intimidad e incluso Ono, a la que ya no le interesa el sexo, le permite que entren a su apartamento masajistas dispuestas a ofrecer finales felices. Luego, en el 80, el año de las definiciones, Lennon a sus 39 años estaba dispuesto a volver y con un súper álbum, Double Fantasy, la colaboración perfecta de Yoko en donde incluso sacaron una de las canciones más románticas de todos los tiempos, Woman. El ocho de diciembre de 1980 Mark David Chapman, un psicópata, le disparó en el pecho. El resto es leyenda.

 

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