Lejos de cualquier punto de Bogotá un lote de 32 hectáreas se ha convertido en el centro operativo y de construcción más importante del Metro de la ciudad. En el barrio El Porvenir, en Bosa, al suroccidente de la ciudad, comenzó la construcción del patio taller del Metro, donde los 30 trenes de la primera línea llegarán todas las noches para su mantenimiento y reparación. Es en este lugar donde estará el cerebro de la red de metro que lleva siendo una promesa incumplida desde hace más de 50 años.
Después de atravesar por la mitad toda la localidad de Bosa, en su ladera occidental se encuentra la entrada del proyecto metro de Bogotá. Es un campo abierto que colinda con el río Bogotá que le pertenecía en su gran mayoría al Acueducto de Bogotá y a algunos privados a los que la Alcaldía de Bogotá les ha venido comprando desde 2018. Hoy solo falta un lote, uno que está en medio del gran terreno, donde hay instalada una antena de una emisora cristiana.
Los trabajos en lo que será el patio taller arrancaron el pasado 17 de agosto. Aunque la fase de construcción del proyecto metro empezará oficialmente en 2023, una fase llamada obras tempranas está activa desde 2020, como lo son el movimiento de redes y cableados, la compra de predios y el movimiento de arquitectura y obras de gran valor como el monumento de los Héroes que tuvo que ser derrumbado para darle paso al intercambiador vial que se extenderá desde la calle 72 hasta el lugar donde estaba el monumento.
En el terreno de Bosa hay unas 60 personas trabajando. Hay 12 máquinas funcionando. Aun cuando el proyecto es liderado por las dos empresas chinas que se ganaron la licitación: China Harbour Engineering Company Limited y XI’AN Rail Transportation Group Company Limited, y los ingenieros chinos dirigen la ejecución, toda la mano de obra es colombiana.
Las 12 máquinas y los 60 operarios tienen la tarea de construir una plataforma de trabajo, que tendrá un grosor de 50 centímetros de material de cantera que está siendo extraído de las montañas de Mondoñedo, en Mosquera, y Mochuelo, en Ciudad Bolívar, para que encima de esta plataforma se puedan movilizar las gigantes máquinas que entrarán a levantar el patio taller. Para llenar las 32 hectáreas con 50 centímetros de material de cantera se van a necesitar unas 16 mil volquetadas.
Cuando los chinos se ganaron la licitación lo hicieron bajo el nombre de consorcio Apca Transmimetro; luego crearon la sociedad Metro Línea 1 desde la cual harán las inversiones, el financiamiento, los diseños, la construcción, el suministro y la puesta en marcha operativa y de mantenimiento de la primera línea.
De los más de 200 empleados que tiene Metro Línea 1, el 25% son de origen chino. En las oficinas administrativas, donde se la pasa la mayoría del personal de origen asiático hay unos 50 empleados chinos que ocupan los cargos más altos dentro de la compañía, como el ingeniero Wu Yu, presidente y representante legal del consorcio y Zhu Debin, el presidente Ejecutivo, así como los gerentes, analistas y líderes económicos, que coordinan todo el proyecto desde sus oficinas en la torre World Trade Center, ubicada en la calle 100 con carrera octava, en el norte de Bogotá.
En terreno las obras están siendo adelantadas por empresas colombianas subcontratadas. Las actuales obras tempranas del patio taller las está haciendo otro consorcio llamado Metro Yard 2021, compuesto por las firmas Inagrecon y Cortes Cañón Ingenieros Civiles, quienes son los que están ejecutando las excavaciones y rellenos.
Según lo dicho por los ingenieros Haiyang Zhu, el subgerente de la División de Planeación del Departamento de Construcción de Metro Línea 1 y Pablo García, coordinador de la división, y Germán Guerrero, quienes van a terreno tres veces por semana, esta obra temprana de adecuación del terreno, en lo que están enfocados en este momento, estará terminada en el mes de febrero, lo que según dice el ingeniero Diego muy seguramente se logrará con el liderazgo de los chinos, quienes siempre están enfocados en cumplir al pie de la letra cada cronograma, un sello que esperan sea garantía para los bogotanos que llevan varias décadas escuchando que el metro será un realidad, y aún no anda el primer tren.