El venezolano Tareck El Aissami, el hombre de Hezbollah en América Latina

El venezolano Tareck El Aissami, el hombre de Hezbollah en América Latina

El ministro del petróleo de Maduro resultó sobrino de un jefe de seguridad de Hussein y simpatiza con grupos islámicos radicales. Diego Molano lo tiene en la mira

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noviembre 16, 2021
El venezolano Tareck El Aissami, el hombre de Hezbollah en América Latina

Cuando en octubre del 2010 Piedad Córdoba llevó a conocer el Palacio de Miraflores al empresario barranquillero Alex Saab, la primera oficina que tocaron fue la de Tareck El Aisammi. Los testigos afirman que el entonces ministro de Relaciones Exteriores del chavismo empezó a hablar en persa con Saab. Fue amistad a primera vista. La empatía era absoluta. Tenían en común su respaldo a la causa palestina. Allí donde hubiera sangre árabe palpitaría su corazón.

En los dos años que Tareck El Aissami estuvo al frente de la ONIDEX, nombre con el que se lo conoce a la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería, fueron expedidos 173 pasaportes a individuos presumiblemente asociados con terrorismo, tráfico de drogas y lavado de dinero. Tres de ellos fueron identificados por la Oficina de Control de Activos Financieros (OFAC) como parte de una red de lavado de dinero que ayuda a Hezbollah. Se trata de Abbas Hussein Harb, Ayman Saied Joumaa y Kassem Mohamad Saleh. Todos ellos poseen cédula venezolana válida a pesar de jamás haber vivido en ese país.

El palestino que de un bombazo mató a cinco israelíes en el 2012 en Bulgaria, el libanés que secuestró a siete turistas estonios en el Este del Líbano en 2011 y los veinticinco iraníes que quisieron quedarse en Canadá en el 2009 y a los que les fue negada la entrada a ese país por poseer documentos que las autoridades consideraban “no apropiados”, todos ellos tenían algo en común: el pasaporte venezolano.

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Nacido el 12 de noviembre de 1974 en la población El Vigía del estado Mérida, a escasas dos horas de Colombia, El Aissami ha tenido dentro del chavismo una carrera meteórica gracias a la amistad que trenzó en la Universidad de los Andes de Mérida con su profesor Adán Chávez, hermano del presidente venezolano, y, sobre todo, a su carisma desbordado. La elocuencia que desplegaba Al Aissami en sus discursos encantó al hermano mayor de Hugo Chávez hasta el punto de recomendarlo para que perteneciera al Movimiento Estudiantil Utopía 78,  grupo revolucionario que tiene nexos con el Frente de Liberación Bolivariana. Sus enemigos dicen que aprovechó su condición de líder estudiantil para tener el control de los dormitorios de la universidad. De las 1.122 personas que habitaban las residencias universitarias sólo 387 eran estudiantes, el resto nada tenía que ver con la ULA y sí con organizaciones radicales de izquierda provenientes muchas veces desde Colombia.

Hijo de profesores universitarios de ascendencia Chii, El Aissami fue criado bajo la estricta mirada de su padre Carlos Aissami, jefe de la sección venezolana del partido político Baath de Irak y que antes de la invasión norteamericana a ese país se declaró a sí mismo como Talibán y se refirió a Osama Bin Laden como “el gran Mujahedeen, el Sheik Osama bin Laden”. Su tío abuelo fue asistente al Secretario General del partido en Bagdad durante el régimen de Hussein. Tareck se graduó con honores como abogado y criminólogo para después ser nombrado, antes de cumplir 30 años, director de la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería junto con otro estudiante radical llamado Hugo Cabezas quien actualmente es el Gobernador del Estado Trujillo.

La pasión con la que vivía la Revolución Bolivariana, la gracia que irradiaba y la conexión que establecía con la gente hicieron que en poco tiempo El Aissami escalara posiciones dentro del chavismo hasta el punto de ser nombrado, en el 2007 y con apenas 33 años, ministro del Interior y de Justicia. Durante su ministerio creó el Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana cuyo fin fue evitar, en lo posible, cualquier tipo de represión. Durante su gestión se detuvieron a más de 75 narcotraficantes, entre los que se destacaban los capos colombianos Diego Pérez Henao ,alias Rastrojo, Maximiliano Bonilla Orozco alias Valenciano y Daniel Barrera Barrera conocido como El loco. Pero, según la periodista venezolana Patricia Poleo, El Aissami aprovechó su gestión para reclutar, junto con Gahzi Nasserdine, entonces encargado de negocios de la embajada de Venezuela en Damasco y de quien se presume forma parte de Hezbollah, árabes venezolanos afiliados al Partido Socialista Unido de Venezuela para ser enviados al sur del Líbano e integrarse a los campos de entrenamiento del Hezbollah. De esta manera la revolución bolivariana preparaba soldados para una eventual invasión norteamericana. La labor para estos milicianos no acababa ahí.

Como cuenta Poleo una vez regresan a Venezuela se incorporan a los campos de entrenamiento que están ubicados en los Estados Monagas, Miranda, Falcón, Yaracuy y Trujillo. “Estos grupos e individuos  -resume la periodista Poleo- son supervisados por la Organización del Hezbollah en Venezuela, junto con los iraquíes de Al-Qaeda que viven actualmente en el país, y por los del Frente Democrático de Palestina, encabezados por Salid Ahmed Rahman, cuyas oficinas están ubicadas en el Parque Central de Caracas”. Los activistas del Al-Qaeda que presuntamente se encuentran en Venezuela son  Mohammed Adnan Yasin, Falh Ami Taha y Muhi Alwan Mohammed Al Qaisi quienes llegaron a Caracas a principios de la década pasada gracias a las visas temporales otorgadas por El Aissami mientras estaba al frente del ONIDEX.

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Chávez, acorralado por la enfermedad, perdía potencia en sus discursos. El Aissami estaba allí para contentar al público. En Aragua, el lugar de donde vinieron los paracaidistas que liberaron a Chávez cuando estaba prisionero en Fuerte Tiuna en el fallido golpe de estado del 2002, El Aissami era visto como el reemplazo natural del comandante. Allí poco importaban las declaraciones del exjefe de seguridad de Diosdado Cabello y Chávez, Leamsy Salazar, que señalaba a El Aissami, junto con Cabello, de ser parte del cartel de los soles y haber enviado toneladas de cocaína a los Estados Unidos. Nada mermaba la popularidad de El Aissami en Aragua a donde ganaría, con el 55,54% de los votos, la gobernación en el 2012.

Desde entonces no paró y luego llegó al máximo su poder siendo el Ministro del Poder Popular para el petróleo. Ahora enfrenta cargos de narcotráfico ante la Corte Federal de Manhattan desde el 8 de marzo de 2019,encontrándose dentro de la lista de los más buscados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE). A él apuntaba Diego Molano cuando habló de la injerencia de Hezbollah en la región.

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