Tras la reventada de la bancada uribista en el Concejo de Medellín, con cuatro concejales “rebeldes” que inesperadamente se apartaron de una decisión mayoritaria, la Veeduría Nacional del Centro Democrático les abrió una investigación disciplinaria y procedió a retirarles el derecho a voz y voto al interior del partido. Para la Veeduría, los cuatro concejales –Albert Corredor, María Paulina Aguinaga, Nataly Vélez y Lina Gañán– vulneraron el régimen de bancadas. Es decir, desconocieron una decisión de bancada y se alejaron de las directrices del partido.
¿Qué es el régimen de bancadas?
Con la reforma política de 2003 y la Ley 974 de 2005 se introdujo en el país el régimen de bancadas para los partidos y movimientos políticos con personería jurídica. Ese régimen se encuentra en los estatutos de todos los partidos y básicamente regula la forma como deben actuar sus representantes en las Juntas Administradoras Locales, Concejos, Asambleas, Cámara y Senado. Debido a que la Constitución otorgó una amplia discrecionalidad a los partidos en su organización interna, cada uno tiene la libertad de determinar el tipo de sanciones –que van desde la expulsión o la pérdida del derecho al voto– para quienes no se acojan a una decisión mayoritaria (cuando no media objeción de conciencia) y vulneren la determinación de la bancada.
¿Entonces Uribe no presionó a los cuatro concejales rebeldes?
En realidad, no. Según se puede dilucidar de lo expuesto por varios concejales, la bancada del Centro Democrático y los concejales Daniel Duque, Luis Bernardo Vélez y Daniel Carvalho, acordaron conformar un bloque para elegir un nuevo presidente y echar por el suelo un acuerdo establecido con los conservadores en 2020; sin embargo, la división se presentó fue entre los uribistas, ya que no se pusieron de acuerdo en un nombre, pues mientras cuatro estaban a favor de Simón Molina (un opositor acérrimo a Quintero), otros cuatro preferían a María Paulina Aguinaga (cercana a Quintero), debido al encontronazo en ese punto muerto, los ocho concejales acordaron que los tres nuevos aliados desempatarían, el resultado fue que la balanza se inclinó a favor de Molina.
A partir de ese momento, los otros cuatro concejales, según disposición mayoritaria de la bancada tras el acuerdo alcanzado con los aliados, estaban en la obligación de respaldar a Molina. Así se los recordó Nubia Stella Martínez (directora del partido) y el mismo Uribe.
¿Por qué se apartaron de la decisión?
Tras varios meses de tire y afloje en medio de una creciente polarización, en las huestes del Centro Democrático se han conformado dos bloques simétricos; el primero, liderado por Alfredo Ramos y Simón Molina, caracterizado por su oposición radical al alcalde; y el segundo, orientado por Albert Corredor, amigo personal de Quintero, pero que extrañamente se terminó avalando por el Centro Democrático. Y aunque se llegó a pensar que en la elección del presidente podrían converger, lo cierto es que cada vez son más distantes, con acusaciones y recriminaciones mutuas, pues al igual que viene pasando en la ciudad, el gobierno de Quintero también tiene dividido al uribismo.
¿Daniel Duque y Luis Bernardo Vélez también podrían ser sancionados?
Con Daniel Duque viene ocurriendo algo particular, pues es concejal por Alianza Verde (partido de gobierno) y en la práctica debería formar bancada con Jaime Cuartas, un gobiernista de primera línea (cercano a los últimos tres alcaldes); sin embargo, Duque se ha caracterizado por su carácter opositor; al parecer, tras un fallido y mediático intento de censura a mediados de febrero (en el cual se vio involucrado el congresista León Freddy Muñoz), desde Alianza Verde se despreocuparon por disciplinarlo y parece que a él poco le importa concertar sus votaciones con Cuartas; es decir, se hacen los de la “vista gorda” con el régimen de bancadas.
Con Vélez el caso es diferente porque fue avalado por un grupo significativo de ciudadanos y a ese tipo de plataformas no se les aplica el régimen de bancadas, siendo ese uno de los principales vacíos normativos dejados por la Ley 974 de 2005, ya que al no ser partidos o movimientos con personería jurídica prescinden de estructura estatutaria, órganos directivos o régimen sancionatorio. En la práctica, Vélez es realmente independiente del movimiento Independientes. Así que no le pueden restringir su derecho al voto o si quiera llegar a expulsarlo. Aunque él no necesita ser expulsado porque ya partió cobijas con Quintero y hace poco pidió perdón público por haberlo apoyado.