Las ligerezas del ministro Diego Molano en el plano internacional se están volviendo recurrentes. Además de haber graduado a Irán como enemigo de Colombia durante su visita a Israel junto al presidente Duque, el ministro ya había salido a atacar a otros países con los que Colombia mantiene relaciones diplomáticas. En mayo, durante el momento más álgido del paro nacional y las protestas, Molano aseguró en una entrevista con el diario español El Mundo que los ciberataques de los que era blanco el gobierno colombiano estaban siendo promovidos por Rusia. Luego dijo a El Tiempo que había información en las redes sociales sobre numerosos ataques y llamadas que emanaban de ese mismo país. Las declaraciones provocaron una reacción inmediata del embajador ruso, quien rechazó las graves acusaciones que pusieron a tambalear las relaciones diplomáticas.
Lo más grave es que se descubrió, gracias a las denuncias realizadas por La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) que los ciberataques que sufrió el gobierno y el Ministerio de Defensa eran mentira y habían sido parte de una estrategia de Molano para contrarrestar las masivas denuncias por abuso policial durante las protestas en las que murieron decenas de personas a manos de la fuerza armada. Molano se ha saltado a la canciller Ramírez, que poco ha hecho por corregir estas metidas de pata del ministro.
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