Uno de los aspectos que más llamaron la atención de la gira el viernes del candidato Gustavo Petro por la ciudad de Medellín fue su recorrido por el sector comercial El Hueco en el centro de la capital paisa. Un recorrido en medio de un desbordante despertar popular de expresiones de simpatías, amores y odios. Un recorrido que trascurrió en medio de un río humano de simpatizantes que se lanzaban a estrechar sus manos, otros en la búsqueda de un abrazo y saludos más cerca y otros para pedir un autógrafo del libro o para que se tomarán fotos y, desde luego, también aparecieron energúmenos simpatizantes del CD gritando improperios como “fuera de Medellín, aquí no te queremos”.
Imagino yo que los improperios fueron movidas bien calculadas por los seguidores del expresidente Uribe, quienes probablemente se ubicaron por el paso de la caravana para gritar y grabar, y luego hacerlos virales en las redes sociales, pero no fueron suficientes para detener la desbordante avalancha de simpatizantes del príncipe de Ciénaga de Oro.
Episodios que registró al instante El Colombiano, el diario más importante de Antioquia y a mi parecer símbolo del poder de la derecha antioqueña, con un titular que decía: “Chiflan a Gustavo Petro en el centro de Medellín”.
El diario publicó: “Ante lo tensa que se estaba volviendo la situación, el senador Petro abandonó la zona, mientras era escoltado por su equipo de seguridad y el grupo de integrantes de su proyecto político que lo acompañaba”. Relato, creo yo, alejado de la verdad, dado que Petro siempre anda escoltado por un anillo de seguridad y con su caravana no se retiró inmediatamente del sitio, sino que permanecieron saludando y visitando almacenes y talleres de confesiones
Son increíbles los niveles de xenofobia y de intolerancia política que se expresan los grandes medios contra la candidatura presidencial del Pacto Histórico, lo que alimenta los intereses de los grupos políticos de ultraderecha.
Tras aquel recorrido de Petro por el sector El Hueco, observamos imágenes pistorescas como las de un panadero sacado de las canteras del CD, energúmeno con una bandeja de panes, expresando improperios contra Petro y otros ubicados estratégicamente expresando calificativos calcados de las cartillas uribistas.
Seguramente manipulados por falsedades que la “izquierda” va a expropiar a la bandeja paisa. Lo polémico de aquellos xenófobos uribistas es que se olvidan de que el expresidente Álvaro Uribe ha convertido a Córdoba, la tierra de Petro, en su segunda patria chica. Son tan preocupantes los niveles de manipulaciones política en el país que estamos llegando a la xenofobia y a una intolerancia preocupante, a tal punto que se vetar a las personas de expresar sus ideas políticas en determinados departamentos del territorio nacional.
También son preocupantes los calificativos de enemigos del Estados contra las personas que plantean cualquier tipo de reivindicación económica, política y social en beneficio de los pobres y excluidos de las políticas de desarrollo. De manera que algunos sectores políticos se han creído con el derecho de ser los únicos que pueden gobernar al país, pero el resto de colombianos no tienen derecho a aspirar a la presidencia.
Ellos son los mismos que tienen al país divido entre buenos y malos. Dividido entre los intereses de los privilegiados y los intereses de los marginados. Entre los llamados gentes de “bien” y los calificados de gente mala. Entre la gente llamada de “bien” y a la gente calificada de chusma. Entre los llamados “buenos” de derecha y los llamados malos de izquierda. Entre los “buenos” de la derecha que van a salvar a país y los malos de la izquierda que van acabar y a destruir al país.
A los xenófobos del uribismo se les olvida que en varios departamentos y municipios del país han sido elegidos gobernadores y alcaldes de origen país; para ellos ninguna persona de otras regiones pueden hacer política en Antioquia y Medellín, una xenofobia alimentada por algunos medios de comunicación.