Cuando las vocerías indígenas alrededor de Colombia determinaron apoyar las manifestaciones del Paro Nacional en abril y mayo del 2021, las comunidades Misak en el Cauca, fueron las primeras en ponerse de acuerdo. Abarrotadas de personas, al menos 30 chivas con banderas indígenas e identitarias del CRIC llegarían a Cali provenientes del sur en la mañana del 1 de mayo.
Sin embargo, varios grupos de Misak, entre los que se encontraban colectivos de mujeres indígenas ya habían llegado a Cali con anticipación. Para abrir las marchas del 28 de abril que terminaron en numerosos saqueos y vandalizaciones en la capital valluna, grupos de indígenas Misak se pusieron la cita a las 6 de la mañana en la estatua de San Sebastián de Belalcazar, para realizar lo que para ellos significó un acto de reivindicación política: tumbar la estatua del colono justo antes de que empezara el estallido social más fuerte en la historia reciente de Cali.
Fotos, videos y comunicados del momento se harían virales rápidamente. En la avenida Circunvalar de Cali, ese 28 de abril amanecería sumergida en gases lacrimógenos y escuadrones del ESMAD persiguiendo a las personas Misak, con sus atuendos azules característicos, que minutos antes lograron tumbar la estatua ubicada en un privilegiado sector del oeste de la ciudad.
Entre las mujeres que, con cuerda en mano, jalaron hasta tumbar la estatua de hierro de más de 3 toneladas, estaba Nazaria Calambás Tunubalá. De 34 años, Calambás era una lideresa comunera originaria del resguardo Guambía reconocida por elevar los debates de reivindicación indígena en el suroccidente a un marco político nacional. De hecho, ya había sido alcaldesa de la zona 3 del resguardo Misak Piscitau en el 2013.
Después de pasar los días siguientes en Cali, apoyando el Paro Nacional, Calambás volvió al Cauca, al municipio de Morales donde residía en ese momento junto con su familia. Ahí, presuntamente, estaría en un proceso de resolución de un conflicto de tierras con vecinos suyos de la vereda La Cuchilla.
El pasado 22 de octubre encontraron su cuerpo sin vida. Tenía un total de cuatro disparos y las versiones preliminares hablan de un ataque sicarial aunque no hay detalles concretos.
El cuerpo de Nazaria fue trasladado a la morgue del hospital del municipio vecino de Piendamó, antes de ser llevado a su resguardo de origen para darle sepultura por parte de su comunidad. Por este trágico evento, las mujeres misak de esta zona del Cauca denunciaron los constantes agresiones y atentados que padecen en medio de su papel de defensoras de sus tradiciones, memoria histórica y el medio ambiente:
Nazaria es la tercera mujer Misak asesinada desde abril del 2021 y la lideresa social numero 143 asesinada en Colombia en lo corrido de este año, de acuerdo a los datos de Indepaz.
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