La pesadilla de transitar por una glorieta cuando hay mucho tráfico

La pesadilla de transitar por una glorieta cuando hay mucho tráfico

Si existe presupuesto para construir cruces medianamente complejos, de la manera debida, se deben diseñar pasos deprimidos o puentes, pero jamás glorietas. ¿Por qué?

Por: Juan Raúl Navarro
octubre 26, 2021
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
La pesadilla de transitar por una glorieta cuando hay mucho tráfico
Foto: gente.com.co

Una de las soluciones más simples e inoperantes para realizar intercambios viales entre calzadas de alto flujo vehicular es construir glorietas. Es decir, lo que los colombianos mal llamamos, según la región o el estrato, round point, rompoy, romboi o romboy. Hacerlas, en la actualidad, denota pobreza mental o económica, o, incluso, mala fe. Si existe presupuesto para construir cruces medianamente complejos, de la manera debida, se deben diseñar pasos deprimidos o puentes, pero jamás glorietas. Son soluciones obsoletas que lo único que logran es embotellar las calles que desembocan en ellas. Si en las principales urbes del mundo se conservan rotondas, es, en la mayoría de los casos, porque se encuentran en lugares emblemáticos cuya estética se vería afectada con una intervención urbanística moderna. Los casos más representativos son el de Columbus Cicle, en Nueva York, situado en la esquina suroeste del Central Park, y, sobre todo, la Charles de Gaulle Étoile, en París, la famosa glorieta-estrella en cuyo centro se encuentra el Arco del Triunfo.

Si queremos verificar la pesadilla en que se convierte una glorieta cuando hay bastante tráfico, basta circular en horas pico por cualquiera de las que existen en los sitios neurálgicos de las grandes ciudades del país. La de la Plaza Minorista de Medellín es campeona olímpica. O si deseamos sufrir un desespero extremo, de varias horas (peaje incluido), viajemos entre Medellín y La Ceja, o entre Llanogrande y Medellín, un fin de semana o un puente, pasando por las glorietas de Sancho Paisa, La Fe y Don Diego, las que hace años deberían estar convertidas en intercambios viales decentes.

Sin embargo, a los alcaldes y a los directores de obras públicas de muchos de nuestros municipios les encanta conservarlas, o peor aún, construirlas, colapsando con ellas las ampliaciones de las calles y las nuevas vías. Basta recorrer Rionegro y sus alrededores para atestiguar que, en todas las carreteras recientes, o en los ensanches, pululan las glorietas. No sé, a ciencia cierta, si es por escasez presupuestal, por falta de imaginación o por viveza. ¿Será falta de dinero o de cacumen? ¿O será por intereses calculados? Construir para destruir para volver a construir: “Es el negocio, socio”, y la plata, en una bien fluyente rotonda, esta sí, circula sin atascos y va y vuelve.

¿O será que la imaginación de los gobernantes y sus electores no nos da para más, y de verdad tenemos cerebro de glorieta?

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Nota Ciudadana
Los perros calientes que usted debe probar en Valledupar

Los perros calientes que usted debe probar en Valledupar

Nota Ciudadana
Comerciantes: cinco recomendaciones financieras para vender más en la temporada navideña

Comerciantes: cinco recomendaciones financieras para vender más en la temporada navideña

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--