El candidato cascarrabias que podría ser presidente de Colombia

El candidato cascarrabias que podría ser presidente de Colombia

Camino a la presidencia hay candidaturas ridículas, con tintes folclóricos y otras atrevidas. La del ingeniero Rodolfo Hernández es seria, pero no con ese genio

Por: German Peña Cordoba
octubre 26, 2021
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El candidato cascarrabias que podría ser presidente de Colombia
Foto: Twitter / @ingrodolfohdez

Son muchas las opciones que se nos presentan para la presidencia de la república con miras a las elecciones del año 2022; una de ellas es la del ingeniero Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga.

Son tantas las opciones, que de no renunciar oportunamente algunas, el voto se verá afectado como consecuencia de su dispersión, fragmentación y volatilidad. El no concentrarse en las tres o cuatro opciones más importantes hará que lo anterior suceda irremediablemente.

De pronto, esa dispersión electoral es deliberada y responde a un deseo o estrategia que mira hacia una segunda vuelta y con base a inocular miedos como arma de dominación electoral. Se busca que la fragmentación vire hacia la unificación de fuerzas, que vayan en contra del candidato hasta hoy el más opcionado: Gustavo Petro.

Una de las últimas portadas de la sesgada revista Semana, en que los candidatos de la fragmentación aparecen como enanitos y Gustavo Petro como un Godzilla, no es gratuita. Eso responde a pedir a gritos un urgente Toconpe: todos contra Petro.

Esa misma fragmentación, hace que muchos candidatos sin ninguna opción clara, esperen que después de esto, sean llamados "excandidatos presidenciales " y consideran, que les servirá para ir escalando posiciones y soporte para una aspiración menor pero igualmente importante.

Es claro que se lanzan a la búsqueda de la presidencia, porque casi todos comparten la inconfesable idea: si Iván Duque llegó a tan alta dignidad, sin merecérselo, es lógico preguntarse: ¿y porque yo no? Íntimamente sienten que cualquiera podría hacerlo. Se ha degradado tanto la figura, lo ha hecho tan mal el subpresidente, que hasta el señor Alirio Barrera, un desconocido a nivel nacional piensa que tiene opción. ¿Y acaso el subpresidente no lo era? Pensará.

Pero no nos desviemos de nuestro tema que es don Rodolfo.

El caso del ingeniero Hernández, que muchos llaman peyorativamente "el viejito de Bucaramanga", no es una candidatura cualquiera. Es ingeniero civil de la Universidad Nacional de Colombia (junto con Luis Carlos Sarmiento Angulo y Gregorio Rentería diseñador de más de 100 puentes en Colombia, entre ellos el puente Helicoidal que comunica a Dosquebradas con Santa Rosa de Cabal). Todos ellos conformaron una camada de excelentes ingenieros civiles que aportaron a las estructuras y al desarrollo vial de Colombia. Su paso por la alcaldía de Bucaramanga fue accidentado, pero es innegable que su figuración y su permanente exposición mediática en su administración municipal le proporcionó la proyección nacional que hoy ostenta.

Pero don Rodolfo es temperamental, insolente e imprudente; en una avanzada edad como la que tiene, donde debe reinar la sabiduría, la imperturbabilidad frente el agravio, actúa de manera contraria. Su voz cascada por lo años, tiembla, cuando controvierte. En uno de tantos vídeos, que desnudan su conflictiva personalidad, desafía a pelear a un concejal igualmente adulto mayor y frente las cámaras le propina un severo golpe en plena cara; en otro video le "arrea la madre" a su interlocutor diez veces por segundo, en un espectáculo sumamente grotesco.

Desde aquí le decimos: ¡cálmese don Rodolfis!, mire que a su edad le puede dar un síncope y al alterarse tanto se le puede elevar la presión arterial. ¿se imaginan a don Rodolfo de presidente, desafiando a pelear a todo aquel que lo controvierta? Este hombre no tiene la tranquilidad, serenidad, ni personalidad sosegada que debe tener un jefe de Estado. A no ser que un poder superior lo ilumine y cambie la actitud. Pero mi santa y sabia abuela Petrona Oliveros decía: "Loro viejo no aprende hablar".

Indudablemente, la corrupción es el cáncer que carcome a Colombia, pero combatirla no es un programa de gobierno. Es lo normal que debe hacerse. Sucede que en Colombia la hay tanta, ¡pero tanta!, que decir que no se es corrupto y al mismo tiempo expresar con demagogia que se va a combatir, se convierte en una virtud, en algo excepcional y en programa de Gobierno.

Rodolfo es monotemático, solo habla de eso. No se le escucha otra cosa. El lema de su campaña está plagado de lugares comunes: "No más robo, no más traición y no más mentiras", nada novedoso. Estos son principios que tiene que tener presupuestado cualquier ser humano que viva en sociedad. En síntesis, Don Rodolfo no convence.

Para ser candidato presidencial en Colombia solo se necesita ser mayor de 35 años y colombiano de nacimiento. Esta laxitud en la exigencia la cumplen muchos, lo cual permite —y están en su pleno derecho— lanzarse a la búsqueda de la presidencia. Unas son irremediablemente ridículas y no voy a mencionarlas, otras tienen tintes folclóricos, otras son atrevidas.

En contraposición a lo anterior, existen candidaturas serias y estas sí las menciono: Alejandro Gaviria un candidato indudablemente inteligente, Gustavo Petro que llena plazas como nadie y por último el que resulte ganador en la Coalición de la Esperanza, que preferiblemente para el suscrito debería ser Humberto de la calle Lombana.

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