La resurrección de la Ñoñomanía, el fenómeno electoral costeño que empujó a Santos a su reelección

La resurrección de la Ñoñomanía, el fenómeno electoral costeño que empujó a Santos a su reelección

Con el jefe del clan en la cárcel, su hermano Julio Elías busca llegar al Senado y ya cuenta con el aval de Dilian F. Toro, que está haciendo revolcón en La U

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octubre 21, 2021
La resurrección de la Ñoñomanía, el fenómeno electoral costeño que empujó a Santos a su reelección

Con la captura de Bernando ‘Ñoño’ Elías en 2017 se acabaron los sagrados almuerzos de los domingos en la plaza de Sahagún, que cada ocho días se adornaba con seis calderos de arroz de la Ñoñomanía, hecho de cabeza de puerco apastelado, verduras, bollo, yuca y suero. El Ñoño, rey de la comilona, pedía a las cocineras que le guardaran el pegao. Pero con su muerte política en Sahagún también se extinguieron las ollas comunitarias, los torneos de fútbol de La Liga Ñ -que tenía como premio 50 millones de pesos- y la celebración del día de la Madre y el día del Niño. Pero lo que más extrañan en el pueblo es la infaltable entrega de regalos el 20 de diciembre que hacía un Ñoño Elías disfrazado de Papá Noel en una caravana adornada con muñecos de Toy Story que finalizaba con juegos pirotécnicos mientras el show era transmitido en televisión por Baraji, el canal del pueblo.

Una vez Bernardo fue sentenciado por la Corte Suprema a 8 años de cárcel por los delitos de cohecho, tráfico de influencias, concierto para delinquir y lavado de activos en el escándalo de Odebrecht, la Ñoñomanía entró en una decadencia de la que no se ha sabido recuperar. Para el 2022, desde la cárcel La Picota el anhelo del Ñoño Elías es recuperar su movimiento, y así se lo hizo saber a su hermano Julio cuando lo visitó por última vez antes de que llegara la pandemia a Colombia. Julio Elías Vidal salió de La Picota decidido a cumplir los deseos de su hermano, y para ello buscó refugió en el mismo partido político con el que se habían convertido en los caciques electorales de Córdoba.

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El Ñoño fue capturado en agosto de 2017

La casa Elías tiene su última esperanza en Julio. Sin embargo, ya no tienen el músculo financiero con el que contaba el Ñoño que le aseguraba un éxito sin precedentes en campañas monumentales en las que cerraba su triunfo llevando a Silvestre Dangond para que le diera un concierto gratis al pueblo. El Ñoño, que en su última elección logró más de 140.000 votos, solo superado por su antiguo aliado y también sahagunes, Musa Besaile, hizo su capital gracias a la mermelada del gobierno Santos en 2014, conocida como los cupos indicativos, y alcanzó a recibir cerca de $180.000 millones para obras en el municipio, de los que sacó jugosas tajadas.

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El Ñoño Elías y los Besaile fueron clave en la reelección de Santos

Además, el Ñoño Elías recibió, como recompensa por los votos que movió en favor de Santos para su reelección, el Fonade. Según las investigaciones derivadas de la mermelada, el Bernardo Elías tuvo control de por lo menos cinco cargos dentro de la entidad, incluyendo al director. El Fonade firmó millonarios contratos con la administración de Sahagún, que para 2014 y 2015 estaba en manos de su primo Carlos Elías. Todo esto se acabó con el Ñoño en la cárcel, inclusive en Sahagún aseguran que la familia entró en una aguda crisis económica.

En 2018, Julio Elías intentó llegar a la Cámara de Representantes de la mano del partido de La U, obtuvo 50 mil votos que no fueron suficientes y la Ñoñomanía se hundió. Desde su derrota, a Julio Elías nunca se le volvió a ver por las calles de Sahagún. Durante cuatro años guardó silencio por lo que llamó la atención su reaparición en agosto de 2021, de la mano de la líder del partido de La U, Dilian Francisca Toro, anunciando su candidatura al Senado para las próximas elecciones.

A diferencia del Ñoño, Julio Elías no es un hombre carismático y ‘hablador’. Es serio, silencioso y no sabe interpretar a la gente como el Ñoño lo hacía cuando entraba a cualquier tienda de esquina. Hay quienes dicen “el Ñoño es Ñoño por su corazón”. Le hablaba a la gente como si la conociera de toda la vida y sin él la Ñoñomanía parece pérdida, pues no tiene su timón.

El patriarca de la familia, Bernardo Miguel Elías Náder, nunca se recuperó de la pérdida de uno de sus cuatro hijos. Hoy por hoy se le suele ver comprando víveres en solitario en la plaza de mercado de Sahagún, que fue construida por gestión de su hijo. Al igual que el Ñoño, es una persona del aprecio de la gente que lo saluda y de vez en cuando le pregunta cuando su hijo preso verá de nuevo la libertad. En Sahagún sueñan con que al Ñoño le otorguen el beneficio de casa por cárcel, para recibirlo en una gran caravana.

Durante la época dorada de la Ñoñomanía, el movimiento estaba conformado por Mujeres por la Ñoñomania y Jóvenes por la Ñoñomanía, pero una vez su cabeza pisó la cárcel, los miembros de las vertientes se le voltearon. Eduardo José Tous, más conocido como Joche, estaría detrás de la traición.

Joche era el compadre y hermano de crianza del Ñoño desde que se conocieron en primero de primaria en el Colegio María Auxiliadora. Joche llegó a la dirección regional de ICBF gracias al Ñoño quien lo convirtió en su llave en contratos y votos en Córdoba, además de delegarlo también como su vocero dentro del movimiento que había alcanzado una fuerza inesperada. La cercanía era tal que Tous terminó casado con Adriana Elías, prima hermana del Ñoño.

Aunque Joche Tous se encargó de los preparativos para las primeras misas que se celebraron en la Iglesia de San Juan de Sahagún en la que pedían la liberación del exsenador; su amistad y hermandad con el Ñoño es periódico de ayer. Tous se alió con los Besaile que, aunque habían formado un matrimonio político con los Elías, clave para la reelección de Juan Manuel Santos, este terminó en divorcio cuando los Besaile le incumplieron a los Elías unos acuerdos después de que respaldaran la candidatura de Edwin Besaile a la Gobernación de Córdoba en 2016.

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Joche Tous, la llave del Ñoño en contratos y votos en Córdoba

En 2019, Lucía Tous, hermana de Joche Tous, se lanzó a la alcaldía de Sahagún con el aval del grupo que lideraba el exsenador condenado Musa Besaile. Joche Tous aprovechó el respaldo de los diferentes grupos de la Ñoñomanía para transferirlo a su nuevo clan político, los Besaile. Sin embargo, Lucía Tous terminó de segunda en las elecciones y el triunfo fue para Jorge David ‘Davo’ Pastrana, rival en el pasado de la familia Elías, pero a quien el Ñoño apoyó desde la cárcel.

El más sorprendido con el triunfo de Davo Pastrana fue el mismo Ñoño. A pesar de anotarse el triunfo, la Ñoñomanía continuó perdiendo grandes aliados. Dos grupos políticos amigos de la 'Casa Elías' optaron por romper cobijas. Se trataba del exalcalde de San Pelayo, José Jaime Pareja Alemán y el exalcalde de Tierralta, Carlos Arturo Cogollo Lara, cercanos al Ñoño quien fue la razón de que llegaran a la alcaldía de sus municipios. La familia Pareja de San Pelayo prefirió respaldar a Joche Tous y los Besaile para seguir jugando en las próximas elecciones.

Bajo la sombrilla de la 'Ñoñomanía' ya solo queda José Hugo Restante, diputado de la Asamblea de Córdoba y José Mario Vergara, Concejal de Sahagún; ambos amigos de crianza del Ñoño.

En Sahagún, no convence la llegada de Julio Elías al Senado en 2022, ahora que la Ñoñomanía carece de burocracia y músculo financiero, lo único que es certero es que en el pueblo aproximadamente 15 mil votos le pertenecen a los Besaile y 15 mil votos a los Elías, por lo que Julio deberá recomponer el corazón de la Ñoñomanía para no volver a quemarse.

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Julio Elías se quemó en el 2018 cuando aspiró a la Cámara, también, por La U

Mientras resucita a la Ñoñomanía, Julio Elías Vidal hace a toda costa coaliciones en el Magdalena, Cesar, La Guajira y Sucre. Se reúne con concejales, líderes comunitarios de Sahagún y sus alrededores mientras organiza recorridos con el mapa que le entregó su hermano en La Picota. Algo es claro: Julio Elías no tiene la misma fuerza ni carisma que a el Ñoño le sobraba, pero en el Partido de la U están dispuestos a volverlo a intentar con tal de aceitar la máquina electoral que alguna vez fue la Ñoñomanía.

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