Los milagros que harían de la madre Mercedes la segunda santa colombiana

Los milagros que harían de la madre Mercedes la segunda santa colombiana

Un hombre paralizado volvió a caminar, la resurrección de una mujer clínicamente muerta e incluso la aprobación de una pensión. El Vaticano estudia su caso

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octubre 17, 2021
Los milagros que harían de la madre Mercedes la segunda santa colombiana

Los que la conocieron lo saben. Edmundo Barrera Torres lo sabe. Natural de Aquitania, Boyacá, trabajó durante 24 años en el Convento de las Hermanitas Descalzas de Villa de Leyva. Allí la vio más de una vez con su andar encorvado, el mismo que llenó los pasillos del convento de 1952, la fecha en la que entró a los 22 años y el 2012, el año en el que murió a los 82. A Barrera empezaron a dormírsele las manos y los pies. Después el mal le paralizó el cuerpo en sólo cinco días. Estaba completamente inmóvil y con la cara torcida. Fue a la clínica de Sogamoso en donde los médicos no sabían cómo ayudarlo. Lo remitieron a Bogotá, a la clínica Medery y allí los médicos le diagnosticaron una terrible enfermedad: la Guillain Barré, la misma que terminó matando a Diomedes Díaz.

Durante seis días estuvo en una Unidad de Cuidados Intensivos. Los médicos dieron un dictamen que le acabó la moral: antes de dos años no recuperaría la movilidad. En ese momento, desde Villa de Leyva, las hermanitas se unieron en cadena de oración. Se movían las ruedas del milagro. Todas las oraciones iban a la madre Carmelita.

Mercedes Corso, nacida en Tunja en 1930, fue la única hija de un comerciante, Pablo, y de una ama de casa, Matildita. Desde muy niña se escapaba de la casa y los padres, aunque angustiados, sabían dónde encontrarla: en la iglesia de las Nieves. Al ser hija única sus papás tenían planes para ella y su vocación. Querían enviarla a París a que estudiara teología pero ella no quería salir jamás de su Boyacá natal: su objetivo era ingresar en el monasterio San José del Carmen en Villa de Leyva. Allí, en 1952, adoptó el nombre de Maria Celina de Santa Teresita. Sin embargo, se volvería a llamar Mercedes en la década de los 80 por su propia decisión. Las demás monjas y personas siempre prefirieron llamarla Merceditas.

Oración constante y trabajo permanente, en 1970, a los 40 años, fue elegida priora, una distinción que por lo general no dan a monjas menores de 60 años. Desde entonces tuvo en su cabeza construir un nuevo monasterio, esta vez en Garagoa, Boyacá. Para forjar ese milagro, ya que las monjas no tenían recursos ni sabían a donde ir, se encerró a orar en noviembre del 2006 junto a las monjas Maria de Jesús, Hermana Matilde, Claudina, Gabriela y María Amarinta. Entonces empezaron a aparecer las donaciones. En 2007 ya habían obreros construyendo la obra, ella misma les hacía el almuerzo y les llevaba las cervezas para que tuvieran un rato de esparcimiento. Para ahondar más en el milagro durante un año, Merceditas se encerró en el sótano de una capilla. En el 2012, a los 82 años, dejó este mundo. Desde entonces la monja no ha parado de dar de qué hablar.

Edmundo Barrera lo sabe. Por eso, cuando las monjas comenzaron a orar en torno a la memoria y el poder que supuestamente tiene “Santa Teresita”, la enfermedad comenzó a ceder. Las monjas que estaban en el convento de Usaquén le enviaron, cuando la esperanza ya estaba completamente perdida, una terapeuta llamada Dila para que pudiera recuperar el movimiento. Los médicos eran escépticos. Sin embargo, a los 3 días de la terapia ya estaba de pie, ayudado por un caminador. A los 8 días ya estaba en su casa y al mes ya podía trabajar. Los médicos nunca se lo pudieron explicar.

Hasta el momento son cinco los relatos de milagros que atestiguan la santidad de la monja. El postulador en el Vaticano de la causa es el italiano Romano Gambalunga a quien le ha conmovido, entre todos los milagros, el del rosal que permanece frente al monasterio de San José de Garagoa, sembrado por la madre en 2007 y que florece todo el año, sin importar la estación, como si su presencia permaneciera ahí tal y como se ve en este video:

El monasterio terminó de construirse en 2013. Desde entonces se han reportado, por lo menos, cinco milagros completamente aceptados por la Diócesis de Tunja y que vienen siendo estudiados por los altos jerarcas del Vaticano, entre ellos se cuenta un caso de resurrección, una señora que estaba clínicamente muerta y por intersección de la monja habría vuelto a vivir, y el de un señor llamado Celio Cifuentes quien rogó por recibir su pensión y contra todo pronóstico lo consiguió.

La orden del Carmelo se ha destacado por ser una fábrica de santos. De ahí salieron Santa Teresa de Jesús, Santa Teresita de Lima o la filosofa Edith Stein quien fue detenida, torturada por la policía nazi (Gestapo) y después enviada a los campos de la muerte de Auschwitz. Colombia tiene como única santa a la Madre Laura pero ya hay una larga lista de beatos que hacen fila en el vaticano.  

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