Apenas unos días antes de entregar el cargo, el alcalde Enrique Peñalosa presentó uno de los proyectos más ambiciosos de su administración: la renovación del Estadio Nemesio Camacho El Campín. Peñalosa firmó la prefactibilidad del proyecto con una Alianza Público Privada y fue el primer espaldarazo al megaproyecto. Siete días antes de dejar la alcaldía, el 23 de diciembre de 2019, en una rueda de prensa que dio en el estadio, anunciaba el proyecto con bombos y platillos.
El estadio público será modificado en su totalidad. Quienes conocen el borrador del proyecto dicen que casi nada tendría que envidiarles a los grandes estadios europeos. Hasta el techo será corredizo. Lo hará la constructora española Lanik, experta en esta clase de proyectos. El viejo estadio de Bogotá, que ya tiene 83 años de construido, no será nada parecido a lo que hoy se conoce.
El distrito pone a disposición el terreno, las condiciones para que la construcción, que puede tardar entre tres y cinco años, avance perfectamente. Los privados tendrán la explotación económica del complejo deportivo —como desde ahora llaman al proyecto— por 30 años. Durante este tiempo la ciudad recibirá el 2% de los ingresos que genere la inversión, la cual inicialmente estaba calculada en unos 450 mil millones, así lo dijo en su momento Enrique Peñalosa. Con las modificaciones que se le han venido haciendo desde que se presentó en el despacho del entonces alcalde, al día de hoy el proyecto costaría unos 260 millones de dólares.
El proyecto al final se lo ganó una alianza público-privada que está liderada por un conglomerado de empresas nacionales y extranjeras de renombre que se presentaron bajo el nombre Complejo cultural y deportivo El Campín. Son las compañías Lanik, Gecar, Concéntrica, Producción de eventos 911, L35 Arquitectos, Bac, Norkfolk Capital Advisors, MSH Consulting y la firma de asesorías jurídicas Coral y Delgado que están acompañadas de otras empresas aliadas.
Una de las primeras empresas en proponer la idea sobre el escritorio de Peñalosa fue Concéntrica, una empresa colombiana que antes se llamaba Escenarios y estructuras deportivas, que ha contratado varias veces con la alcaldía y con concesionarias distritales. Cuando en 2017 Concéntrica, gerenciada por el empresario Alejandro Molina Romero, planteó la idea, acompañada de un par de empresas más, entre ellas las colombianas 911 y Gecar, su factibilidad fue rechazada.
Durante dos años maduraron la idea, que se convirtió en uno de los más ambiciosos proyectos de Bogotá, al cual, durante este tiempo, se sumaron fuerzas locales e internacionales para consolidarlo. Al final resultaron ocho socios y varios aliados.
Ya con Claudia López en la alcaldía, el proyecto creció aún más. Para darle vía libre, la alcaldesa y su directora del IDRD, Blanca Durán, pidieron incluir dentro del plan arquitectónico el auditorio de la Filarmónica de Bogotá, el cual quedará donde hoy está ubicado el tradicional Palacio del colesterol, el cual tendrá que salir de allí cuando inicien las obras. Con los vendedores de fritanga, carne y gallina del Palacio del Colesterol hay una discusión abierta. Los de la comida típica no se quieren ir y no quieren entregar el espacio que ocupan hace ya 60 años. Ya hay acercamientos de conciliación, pero nada concreto. Tal vez se queden hasta que las obras inicien. Se planea que la primera piedra del proyecto para la renovación de El Campín se ponga a comienzos de 2024 y la obra sea terminada en 2028.
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Tras conocer el boceto inicial, al proyecto se montaron como socios las empresas españolas Lanik, Bac y L35. La primera de ella tiene una trayectoria de más de 40 años en el diseño, fabricación y montaje de complejas estructuras y cubiertas.
Esta española será la encargada de la ingeniería estructural del nuevo estadio El Campín, el cual será remodelado en su totalidad. Lanik tiene a sus espaldas más de dos mil proyectos entre ellos se destaca la remodelación estadio Santiago Bernabéu del Real Madrid en España, la construcción del Dynamo Central Stadyum en Rusia, la construcción del estadio Nemesio Diez en México y el estadio Arenas Das Nuas en Brasil. La CEO de Lanik es Susana Lassa Ramírez.
Otra de las españolas presentes en la propuesta del negocio es BAC Ingeniería, una multinacional líder en el mercado de construcción de obras civiles de alta ingeniería. Esta empresa tiene presencia en 14 países, incluido Colombia, donde es gerenciada por el ingeniero español Resmundo Manga Conte desde hace más de tres años.
Los experimentados arquitectos de la multinacional L35, que tiene oficinas en 12 países, con Bogotá a bordo, son los que harán los diseños del proyecto. Esta empresa de origen español es experta en renovaciones arquitectónicas, entre sus obras destacadas está también la más reciente cara del Santiago Bernabeu, el centro comercial Vélizy 2 en Francia y el estadio de Dubai. El CEO de esta multinacional es el arquitecto español Tristán López-Chicheri, quien ha tenido negocios en 42 países, donde ha desarrollado 971 proyectos desde la fundación de su empresa, en 1967.
La otra internacional montada en el proyecto de El Campín es la colombo-panameña Norkfolk Capital Advisors; parte de socios capitalistas son los asesores financieros del proyecto y el conglomerado con el que se presentan. El ingeniero industrial y economista de la Universidad de los Andes Eduardo Caballero es el CEO detrás de esta compañía que tiene 15 años de experiencia como financista de proyectos grandes y pequeños.
El bufete Coral y Delgado, de los abogados Alfredo Coral Triviño y Javier Delgado Campuzano, socios también, cumplen con la asesoría jurídica del proyecto. Entre otras cosas son los encargados de la estructuración legal. Esta firma tiene experiencia en la asesoría jurídica de consorcios que han puesto en marcha multimillonarios contratos con el Estado, entre ellos, el proyecto Vial 4 G MAR 2, adjudicado por la ANI que costó $1.2 billones de pesos; el proyecto "21 Megaobras" en la ciudad de Cali con un valor superior al medio billón de pesos.
Los colombianos MSH consulting están a cargo del marketing y la investigación del mercado. Son los que dicen qué es lo que quiere el público y cómo lo quiere y qué se le debe ofrecer para que el negocio sea rentable. La empresa tiene 15 años de fundada y su CEO es el psicólogo y Magíster en Investigación en Comunicación de la Universidad Javeriana de Bogotá, Mario Sigfrido Huertas.
La lista la cierra la reconocida empresa de logística de eventos más grande del país: 911. Esta compañía, liderada por Édgar Miguel Cardona, es el referente en la organización y logística de los más grandes eventos de entretenimiento. 911 es una de las empresas que ha liderado desde el comienzo la estructuración de la idea, los estudios realizados y el camino que ha recorrido el proyecto en estos cuatro años.
A parte de estas empresas socias, que son las que van a tener la mayor participación de retorno de la inversión, que como ya se dijo podría alcanzar el billón de pesos hay otras tantas que entrarán al negocio como aliadas.
Blanca Inés Durán, la directora del IDRD, quien le apuesta totalmente al proyecto y quien le ha dado su respaldo desde que llegó a sus manos, dijo que este es uno de los proyectos de renovación urbanística más importantes de Bogotá en los últimos tiempos. Y para los constructores un negocio redondo que podrán explotar por los próximos 30 años.
