La Academia real de las ciencias de Suecia ha cerrado la temporada de premios galardonando a estos tres economistas que ejercen en Estados Unidos y cuyo trabajo se centra en la economía del trabajo. Y se deberán repartir la suma de 10 millones de coronas suecas, cerca de 1 millón de euros.
En el caso del canadiense David Card, profesor en la universidad de California en Berkeley, es conocido por el uso de métodos de experimentos naturales para identificar el efecto de la inmigración o del salario mínimo en el mercado laboral.
Card estudió el éxodo de Mariel: en 1980, 125.000 cubanos expulsados por el régimen de Castro por el puerto de Mariel se instalaron en Estados Unidos, la mayoría en Miami. El economista estudió cómo esta ciudad de Florida absorbió este flujo de personas, comparando los indicadores económicos con los de otras ciudades. El resultado de su estudio fue que la llegada de tantos migrantes no hizo subir el desempleo ni tampoco se hundieron los salarios.
La otra mitad del premio se la reparten el israelí estadounidense Joshua Angrist y el estadounidense de origen neerlandés, Guido W. Imbens por “sus contribuciones metodológicas en el análisis de las relaciones causales”.
Angrist, profesor de Economía de Ford en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, mostró en 2003 lo siguiente: cuanto más rígidas son las instituciones del mercado de trabajo y el mercado de bienes y servicios, más sube el desempleo. Su trabajo lo hizo estudiando la inmigración yugoslava en los 90 en Europa junto a Adriana Kugler, estadounidense de padres colombianos, actualmente en el Banco Mundial, pero que no ha sido recompensada por la Academia.
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