En cada región del país se esconden diversos cuentos o leyendas fantásticas que nuestros abuelos nos contaban cuando éramos niños. Ellos lo hacían para ampliar nuestro conocimiento, y en ocasiones para asustarnos, dándonos una lección por desobedientes.
La siguiente es una leyenda con la que muchos de nosotros crecimos, que las juventudes actual y futura desconocen por vivir esclavizados en los videojuegos y en las redes sociales: cuando era niño, en mi tierra, Zapatosa, Cesar, escuchaba a los ancianos hablar sobre cuentos de espantos o espíritus del más allá, que solían aparecer por las calles, patios o casas del pueblo.
Leyendas como la de la llorona loca, que salía por las calles del municipio de Tamalameque y Zapatosa aterrorizando con su aspecto de alma del inframundo se conocen en la región del caribe.
Cuentan los ancestros de Zapatosa y de Tamalameque que una jovencita muy bella, en una noche de amor y pasión, se entregó por primera vez a su novio. Él inmediatamente la embarazó. Ella, muy contenta y e ilusionada, corrió a contarle a su amado la noticia de aquel suceso.
El muchacho quedo sorprendido. Ese día decidió marcharse del pueblo, dejándola sola, engañada y burlada.
En aquella época las madres solteras, y peor aún muy niñas, eran señaladas como de lo peor por una sociedad que juzgaba estos hechos.
La barriga de aquella joven madre crecía, ella estaba asustada y muy sola. Decidió entonces ir en busca de una matrona para darle solución al problema. Al llegar donde la matrona le expuso el caso y esta le prepara un brebaje para abortar a la criatura. La joven se lo bebió todo, y de inmediato corrió hacia la orilla de un caño a cometer aquel crimen.
La inocente criatura fue arrasada por las fuertes corrientes de sus aguas. Destrozada por el dolor y la culpa, se arrepintió y corrió a buscar a su hijo, pero fue en vano: el bebé había corrido caño arriba.
La desesperada madre, con llantos en los ojos, se lanzó al caño y dando gritos de dolor y llamando a su pequeño: ¡Hijo, mi hijo, donde estás, donde estás, mi hijooo!
Las fuertes corrientes de las aguas arrasaron a aquella desalmada madre hasta que murió ahogada.
A partir de aquel fatídico desenlace, cuenta la leyenda que el espíritu de aquella joven deambula por las calles de Tamalameque y de Zapatosa dando gritos desgarradores, preguntando dónde está mi hijo. Se escuchaba todas las noches por las calles de Tamalameque preguntando por su hijo.
Manifiestan los habitantes de Tamalameque que han visto a la llorona, y aseguran que esta se les acerca para preguntar por su hijo, y los persigue hasta volverlos locos y matarlos. Parada en puertas y ventanas, llorando y preguntando por su hijo, llega al escuchar el llanto de niños que a esa hora lloran fatigados por algo.