La salud en Colombia presenta una evaluación negativa debido a varias situaciones, entre las cuales algunas merecen unos breves comentarios: (1) la corrupción generalizada; (2) la injusticia e inequidad biológica, social, económica y política, lo cual ha generado los más altos índices de pobreza en el país. Los mayores se reflejan en las EPS.
Para comenzar, quiero afirmar y asegurarles que los problemas en las EPS no son solamente en las urgencias. Además de la pésima atención y el hacinamiento que se presenta en los servicios de ese nivel, los usuarios debemos tramitar autorizaciones, entre otras novedades, para entrega de medicamentos y citas con especialistas. Así es como se pierde mucho tiempo y se corre con el peligro de agravarse ante cualquier evento de salud, y hasta morir. Eso sí es mucha injusticia.
Definitivamente, la cadena de problemas en las EPS lo encabeza el hacinamiento que se registra por el alto número de afiliados; también se encuentran las limitaciones y trabas en la entrega de medicamentos, los pésimos salarios al personal médico y aún las deudas millonarias de las EPS con los hospitales del país. Insisto en las EPS: existen talanqueras, como las benditas autorizaciones, para demorar la atención en todos los niveles y en la entrega de medicamentos, y ante las numerosas fallas en urgencias e inconsistencias en los servicios en general, los pacientes vemos que, hasta ahora, los representantes del gobierno nacional y el Congreso no tienen mayor interés por mejorar el servicio de la salud de los colombianos; por eso tenemos sobrada razón para indicar, "el nuevo ministro del ramo y la tan cacareada reforma a la salud, aún esperándola".
Soy víctima de ese desorden tan peligroso del sistema. Tengo 81 años, estoy operado de corazón abierto hace 31 años y sufro las secuelas de tantos años que se va deteriorando la cirugía inicial. Superintendencia de Salud tienen la palabra.