“La universidad debe educar al estudiante como ser humano”.
Hace un año tuve la oportunidad de disertar dentro del diplomado de altos estudios en Pensamiento Crítico que adelantó el Centro de Pensamiento Libre, sobre la problemática de la educación en Colombia, atada a las necesidades de automatización del pensamiento que requiere el modelo neoliberal que aun predomina en América Latina.
Por ello es indispensable cambiar este enfoque por uno más humanista y para ello trajimos a manera de ejemplo el pensamiento de Martha Nussbaum en el que es importante primero relacionar la educación humanista con la democracia Liberal, así como determinar en el marco de la formación humanista las competencias ciudadanas para el ejercicio democrático, de tal manera que se puedan entrelazar la educación humanística con la democracia liberal y las competencias ciudadanas partiendo de enfoques teóricos contemporáneos como Morin, Sartori, Mars y Stoker; para finalmente delimitar esta concepción dentro de las teorías políticas, principalmente la teoría normativa y el liberalismo político; lo que nos permite finalmente reflexionar sobre el rol qué debe tener la formación humanística dentro de las sociedades liberales.
El nuevo ordenamiento económico y político tiene como características la multipolaridad de los epicentros del poder, pero a la vez una interdependencia entre los diferentes países; ello debido a una ruptura con el paradigma epistemológico de la modernidad que ubicaba a la Ciencia por encima del conocimiento de las humanidades. En ese orden de ideas es necesario que a la par de la formación científica se involucre entonces la formación Humanística.
En mi tesis de grado en la especialidad de Docencia Universitaria de la Universidad de Nariño (titulada “La universidad debe educar al estudiante como ser humano”) presenté diferentes estrategias curriculares no sólo de carácter vertical sino transversal a través de conferencias, seminarios y congresos que permite una formación holística de los profesionales, licenciados, tecnólogos y técnicos siempre de la mano de la formación humana y democrática. Su postulado es “vinimos al mundo para ser felices” y no para ser esclavos del mercado.
Para Marta Nussbaum, las facultades del pensamiento y la imaginación nos hacen humanos y fundan nuestras relaciones humanas complejas, los espacios de potencialización de la creatividad a partir de proyectos pedagógicos basados en el amor, el arte y el juego, en los primeros momentos de la infancia permitirían según ella, fundamentar a los niños más humanamente permitiendo que el estudiante se conecte al mundo de manera delicada, rica y compleja y que en su interacción reconozca a los demás como personas atribuidas con un alma y semejanza debido a que estos proyectos sensibilizan al estudiante en un época en donde solo se ve a los demás con un carácter de interés.
Ahora que nos encontramos en plena etapa preelectoral es importante mirar este aspecto en las propuestas de los candidatos, pues muchas de ellas en el pasado se han orientado hacia la cobertura, el presupuesto, la creación de entes burocráticos, la garantía y calidad nutricional, la jornada única, a fortalecer la formación técnica y muchas de ellas a estigmatizar a los profesores, dejando de lado la importancia del aspecto humano.
Dejando de lado que solo las sociedades que han priorizado la formación integral de sus ciudadanos han logrado construir condiciones duraderas de desarrollo humano y de dignidad. Educar a nuestros niñas y niños en el amor a través de una formación integral que les dé las herramientas para construir sus proyectos de vida, que los jóvenes puedan educarse en lo que deseen y en lo posible que la sociedad los territorios necesitan.
Se requiere entonces de un enfoque más orientado al individuo como ser social y esto solo puede llegar a ser posible si se da una orientación en una educación más humana, con nuevas técnicas de enseñanza las cuales promuevan la imaginación, la solidaridad e interés con los demás, el desarrollo del pensamiento crítico; si esto es implementado, la formación académica de los jóvenes no estará enfocada a la producción en masa de trabajadores, ni al desarrollo económico acelerado mediante el cultivo de capacidades utilitarias y prácticas aptas para para generar renta, si no en la formación de ciudadanos que mantengan los valores democráticos y sociales fomentando así, el civismo no solo para la prosperidad nuestro país; sino para logar la concordia nacional.
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