Gusanos de odio y manzanas podridas: la causa de una masacre

Gusanos de odio y manzanas podridas: la causa de una masacre

En un país de balas inocentes y de víctimas culpables, la impunidad hace suya aquellas fechas donde la muerte habitó calles llenas de indignación ardiente

Por: Miguel Ángel Mora Gualdrón
septiembre 15, 2021
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Gusanos de odio y manzanas podridas: la causa de una masacre
Foto: Miguel Ángel Mora

Hay fechas que no se borran de nuestra mente, los días pasan haciéndose semanas, meses y terminan convertidos en años. El paso imparable del tiempo carga de nostalgia la vida cotidiana, los momentos se instauran en nuestra mente para hacernos recordar aquellas ausencias específicas que días como hoy son más significativas.

Si volvemos atrás para recordar, notamos que hacen falta quienes se fueron ya, quienes vieron su tiempo de vida culminado y que solo viven entre el moho de recuerdos casi olvidados, en un baúl que se abre unas cuantas veces al año. En un país de balas inocentes y de víctimas culpables la impunidad hace suya aquellas fechas donde la muerte habitó calles llenas de indignación ardiente y lágrimas ignoradas, dejando el desconsuelo de un recuerdo amargo y cargando el aire de aquel miedo de morir en el olvido, señalado culpable y sin conmemoración alguna.

Hay ocasiones donde el dolor se carga de prejuicios morales o estéticos, la gente ya ha normalizado codearse con la muerte al punto de intentar justificar lo injustificable. La historia reciente de este país se ha escrito con sangre y lágrimas, el pueblo es un perro que agoniza envenado por intereses externos que solo atizan las llamas de un conflicto que consigo no trae más que desgracias y ausencias, dolor y olvido, lágrimas y rabia. En este país de alzhéimer recordar es un acto de valentía y más cuando se pretende matar la memoria tanto con armas estatales como con aquellas al margen de la ley.

Un árbol de manzanas y raíces podridas encarnan la decadencia de nuestra sociedad a tal punto que se vale matar a sangre fría a un enemigo que, además de ser inexistente, es socialmente construido para arraigar gusanos de odio a manzanas culpables que se pudren lentamente en la medida en que se manchan de sangre. La represión autoritaria de corte dictatorial que se ha dado en Colombia tanto históricamente como recientemente responde a las relaciones de poder y los ejercicios de dominio que ejecutan los gobiernos locales con el visto bueno del gobierno nacional para mantener su status quo; no buscan más que controlar y someter aquel pueblo que a raíz de la agudización de esa brecha de desigualdad, que los deja cada vez menos favorecidos, alza su voz en contra de estos atropellos.

Lamentablemente, la lucha por los derechos (tanto humanos como fundamentales) ha cobrado vidas inocentes, ha apagado sueños y cada día se salva de morir en el olvido gracias a distintas colectividades, organizaciones e individualidades que no desisten en buscar la verdad que debajo del manzano institucional -y manchada de sangre inocente- se esconde. Una sociedad que quiere jugar a ser neutral siendo indiferente es tan victimaria como aquellas balas estatales que acallaron las voces de muchas y muchos que reclamaban su derecho a vivir en paz, sobre todo a vivir.

En honor a quienes han perdido la vida, los ojos y los sueños por luchar el 9 de septiembre. No les olvidamos.

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