El nuevo primer ministro, el mulá Mohammad Hasán Ajund, un miembro casi desconocido de la cúpula talibán es un pastún -etnia mayoritariamente sunita- que proviene de la provincia sureña de Kandahar, donde nacieron los talibanes a principio de los noventa, dice Al Jazzera. Su edad es un misterio que algunos sitúan en 60 años y otros hasta en 76, según se desprende de un aviso de sanciones de la Unión Europea. Todos coinciden en que su figura es más política que religiosa.
Emir Haibatulá Ajundzada, líder únicp de los talibanes desde el 24 de mayo de 2016
Gran parte su prestigio proviene de la cercanía que tuvo con el difunto fundador de los talibanes, el mulá Omar, y ahora su proximidad al emir Haibatulá Ajundzada, considerado el líder único de los talibanes desde el 24 de mayo de 2016 cuando su predecesor el mulá Mansour murió en un ataque aéreo en Pakistán y el mulá Omar por enfermedad en el 2013. Ajunzada se ha mantenido en un discreto segundo plano mediático, aunque todos reconocen su inmenso poder ocupando un cargo similar al del Líder Supremo de Irán la última palabra en todas las cuestiones religiosas, militares y ejecutivas, pero sin un rol en la gestión del día a día.
El mulá Mohammad Hasán Ajund, está en la lista de terroristas de la ONU y ha echado por tierra el cuento del gobierno inclusivo y moderado que le habían contado a Occidente. “Puro maquillaje” trinaron los analistas tras su designación. Había sido lo que coloquialmente se llama “un palo”. Una semana antes se esperaba el anuncio, tres semanas antes los talibanes controlaban Kabul y Afganistán entero. El escenario para hacer público su nombre fue el ya tradicional: el fondo negro, el sillón negro y la bandera blanca con la shahada -testificación de fe- del talibán. El portavoz, con voz impasible, desgranó uno a uno los integrantes del nuevo gobierno. El mulá Hasán Ajund era el “ministro jefe” del que ahora es Emirato Islámico de Afganistán.
La cúpula talibán negocia la fomación del gobierno antes del anuncio oficial
Ajund conoce el poder y ha hecho parte de él. Considerado entre los islamistas de línea dura, durante mucho tiempo ha sido el jefe del más encumbrado órgano de toma de decisiones de los talibanes, la rehbari shura, que es el consejo del liderazgo. Cuando los talibanes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001 fue ministro de Relaciones Exteriores y luego viceprimer ministro.
De su pensamiento poco se sabe en Occidente. Recién nombrado, los conocedores apuntaron que su nombre es, posiblemente, el resultado de un compromiso entre rivalidades internas de figuras moderadas y la línea dura del Talibán. De hecho, hasta el martes en que se develó el gobierno, todos los rumores apuntaban a que el primer ministro sería el mulá Ghani Baradar, líder de la rama política y jefe negociador en Doha, Catar, con Estados Unidos.
Baradar, cofundador de los talibanes, quien ha sido durante mucho tiempo la cara moderada del grupo islamista, funge ahora de viceprimer ministro, el segundo al lado Hasán Ajund. Siempre ha querido tener el apoyo del pueblo afgano, desde sus días como comandante militar insurgente, después de que las tropas estadounidenses derrocaran al régimen Talibán en 2001. En 2009 ordenó que los soldados de infantería del movimiento radical llevaran un pequeño manual sobre cómo ganarse los corazones y las mentes de los aldeanos, según un informe del New York Times. En el 2010 fue arrestado en Karachi, al sur de Pakistán por la poderosa agencia de espionaje de ese país y liberado en 2018 por Donald Trump, quien lo sacó de la prisión paquistaní y lo llevó en avión a Catar para que fuera parte del equipo negociador para pactar la salida de Afganistán. Baradar firmó el acuerdo de Doha con Estados Unidos en febrero de 2020, que la Administración Trump celebró como una aproximación a la paz. Ahora parece no haber sido más que un peldaño hacia el triunfo de los talibanes.
Mulá Omar, fundador de los talibanes- Mulá Baradar, cofundador y vice primer ministro del gobierno afgano
Hasán Ajund, uno de los cuatro hombres que fundaron el Talibán en Afganistán en 1994, hasta la fecha jefe del máximo organismo de decisión de los talibanes en Pakistán tiene entre manos la implementación del poder, y la decisión sobre la oficina que abrieron en Catar en el 2013 con el apoyo y a petición del gobierno estadounidense de Barack Obama. Washington, consciente de que no habría victoria militar en Afganistán quiso incluir a los talibanes como parte de una solución política. Por su parte, Catar lo que busca es "aparecer en el mapa de la política regional y mundial". para despertar el interés de Occidente y quizá también de China y Rusia para su continuidad como estado independiente.
La elección del Ejecutivo provisional, anunciado bajo la égida del Emirato Islámico de Afganistán -al estilo de otros del Golfo Pérsico, como Catar, Kuwait o Emiratos Árabes Unidos- donde el presidente ostenta poder político y religioso, supone un reto para una larga lista de naciones que esperaban conocer los líderes antes de decidir qué tipo de relación tener con ese país. Si bien Rusia o China no habían exhibido demasiados remilgos al respecto, Estados Unidos ha puesto condiciones, respeto a derechos humanos y que el territorio no se use para el terrorismo. De eso solo podrá dar cuenta el clérigo talibán que no era favorito para liderar el emirato de Afganistán.
