72 familias más compramos 72 apartamentos en un edificio hace 12 años, un edificio muy moderno, robusto, que pintaba ser la mejor solución de vivienda para nuestras familias. Las constructoras fueron: Conproyectos, liderada por la arquitecta Ángela Pérez, y Asfalto y Hormigón, dirigida por su hijo Luis López, ingeniero. Dicho edificio fue calculado en ese momento por la maravilla de los calculistas en Colombia, el señor Jorge Aristizábal Ochoa. Sí, el mismo de Space, Asensi, Continental y cientos más que seguro en algún momento mostrarán su real trabajo y el por qué era contratado realmente por las constructoras.
El edificio parecía estar bien. Decían quienes conocían del tema que las afectaciones parecían producto del asentamiento de la obra; pero un asentamiento no dura ocho años... Después de un largo proceso de reclamaciones a las constructoras, accedieron a hacer estudios de vulnerabilidad sísmica, de la estructura y de suelos. Todo esto a cargo de la empresa Efe Prima C, el ingeniero Andrés Bernal y el ingeniero Bernardo Vieco. ¿Resultado? En el informe del ingeniero Bernal se denuncia la alta probabilidad de colapso de la estructura y así fue enviado dicho informe al DAGRD.
El 27 de octubre de 2019, a las 4:00 p.m., día de elecciones, donde Federico terminaba su gestión y Quintero recibiría el testimonio, una llamada telefónica del director del DAGRD de aquel entonces, el doctor Camilo Zapata Wills, llegó a uno de los miembros del Consejo del Edificio (del que formo parte) instándonos a salir inmediatamente de la edificación o nos "tiraban" policía y bomberos y nos sacaban a la fuerza.
Salimos... todos buscamos, en medio de nuestras capacidades y necesidades, dónde pernoctar y al otro día entrar al edifico a sacar lo que se pudiera o todo, si era posible: enseres, ropa, documentos, vehículos, etcétera. Y esperar, acompañados de una gran incertidumbre sobre lo que pasaría con nosotros... 72 familias, más o menos 300 personas, estábamos en la calle y sin recibir siquiera para los trasteos. Una mano adelante y otra atrás. Literalmente.
Creamos una mesa de negociación con las constructoras mencionadas, Asfalto y Hormigón, y Conproyectos. Nuestra actitud fue siempre conciliatoria y buscando llegar a soluciones mediante un diálogo respetuoso y franco. No demandamos... esperamos. Las constructoras parecieron entrar en consonancia con nosotros y aunque nunca hemos recibido siquiera un mes de arriendo, aceptamos seguir en la mesa y buscar la repotenciación del edificio, el cual, según estudios de Bernal y Vieco, es altamente repotenciable, recuperable y habitable.
Siempre nos usaron. Utilizaron dicho tiempo de diálogo y de concesiones para planear un ardid sucio y maquiavélico. Ayer, cuando estaba reunido con mis amigos de Las Fuentes, los que quedamos, nos llegó la carta anunciándonos que la primera constructora, Conproyectos S. A. S., de Ángela María Pérez Uribe, se encontraba disuelta y en proceso de liquidación. Debido a lo anterior, ahora estamos esperando la de Asfalto y Hormigón, gerenciada o presidida hoy por el ingeniero Camilo Jaramillo Pérez, sobrino de la anterior persona, y ahí sí... perdimos nuestro patrimonio, nuestro trabajo, nuestra seguridad y nuestras esperanzas, luego de dos años de alimentar esperanzas y gastar la fe tanto en que podríamos salir de esta situación como la fe en el ser humano... la cual yo, perdí... Y no solo eso perdí... mi salud, física y mental; ahora soy ansioso y depresivo.
Jorge Vélez Misas c.c. 71684483 Cel.: 3136832776
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