Solo les cabe el calificativo de MISERABLES. Hace unos días dije aquí que el doctor Arregocés, un alto funcionario del Ministerio de Salud, con la venia obviamente de la Casa de Nariño y del Ministro de Salud, había salido oficialmente a decirnos que la vacuna de Moderna tenía mejor efecto si la segunda dosis se aplicaba 84 días después de haberse puesto la primera. Dije aquí que resultaba sospechoso que no se mostrara un respaldo científico ni de los fabricantes de la vacuna a esa afirmación peregrina. Nadie dijo nada. El país, adormecido por los garrotazos de las mentiras que vomitan desde la Casa de Nariño, se quedó mudo y prefirió no discutirle a quien durante tres años ha sido el gerente de Mentiristas S.A.S y no un verdadero presidente. Pero ayer, el poderoso señor Víctor Muñoz, el todero del régimen, confirmó que después de varias semanas de puja, por fin se dio un acuerdo que permite la llegada la semana entrante de al menos 1,2 millones de vacunas de Moderna, las que servirán para completar la segunda dosis de ese millón por lo menos de colombianos que se quedaron esperando resignados la segunda vacuna, tragándose la mentira de los 84 días.
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Ayer, el poderoso señor Víctor Muñoz, todero del régimen, confirmó que por fin se dio un acuerdo que permite la llegada la semana entrante de al menos 1,2 millones de vacunas de Moderna
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¿Por qué no le dijeron la verdad al país?
¿Por qué se el descubrimiento científico de los 84 días y se dieron el lujo de jugar a mentiritas con la salud del pueblo colombiano?
Como en el Congreso de la República no están por estos días en plan de hacerle un debate al ministro de Salud. Como el país soporta con dignidad benedictina que su presidente tolere, apoye o libretee que no se use la verdad en un tema tan específico y fundamental como es el manejo del covid y las vacunas, valdría la pena averiguar con los juristas si existe sanción alguna cuando el gobierno juega de esta manera con la salud de millones de colombianos. Esto no es ni economía naranja ni justicia con equidad. Tampoco la Feria del Libro en Madrid. Es un acto ruin y miserable.