Para los muy jóvenes, esta frase era una sección de Zoociedad, el programa de humor de actualidad de hace algo más de 30 años, con críticas que todavía funcionan hoy y que casi tienen a muchos de sus protagonistas, viejos, pero siguen. Decidí que hoy no voy a buscar datos, ni nombres y menos a identificar hechos porque estamos en las mismas; qué importa ser preciso si con solo nombrar hechos, ya quien lea se imagina.
¿Cuál es la diferencia entre los asesinatos de los líderes de la Unión Patriótica y los secuestros de hace 35 años, cuando comencé mi carrera, y los asesinatos de los líderes comunitarios y los secuestros de hoy? Tal vez la popularidad de las víctimas. ¿Pero qué terminan siendo? Crímenes, aunque no siempre sean políticos, porque todos tienen sus enredos de platas, de faldas… en fin. ¡Siempre!
¿Cuál es la diferencia entre las tragedias por inundaciones, derrumbes y demás de antes y de ahora? ¡Ninguna! La gente sigue en los mismos sitios a sabiendas de lo que les puede suceder y las autoridades siguen o indolentes, o sin presupuesto para mover esas comunidades. Al segundo año de cubrir lo mismo como reportera, entendí que sería así para siempre.
¿Cuál es la diferencia en las negociaciones y siempre desacuerdos del salario mínimo de hace 35 años y de hoy? Los sindicatos siguen pidiendo lo imposible, los gobiernos decidiendo cómo queda y los medios contando, como ayer, que la inflación ya sobrepasó el porcentaje definido y vamos por agosto, es decir, que el salario mínimo -como siempre- va a quedar por debajo y los trabajadores empobreciéndose más. ¿Nuevo? ¡Para nada!
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¿Cuál es la diferencia entre la corrupción de antes y la de hoy? Que la tecnología hace que se sepa más; que los ladrones de cuello blanco confiesan con cálculos de cárcel
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¿Cuál es la diferencia entre la corrupción de antes y la de hoy? Que la tecnología hace que se sepa más; que los ladrones de cuello blanco confiesan con cálculos de cárcel, de no devolución de todo el dinero y después de unos pocos años salen, si llegan a estar presos; que por esa misma razón ya ni pena les da seguir con sus vidas porque con lo que se robaron se mantienen las generaciones de sus familias por venir y hasta terminan en el exterior; que aunque siguen con las mismas prácticas, ahora están más expuestos al escarnio público pero, COMO SIEMPRE, ¡no pasa nada! Los conejillos de indias, para el contentillo del pueblo, son unos pocos y eso porque algo no pagaron, “no pasaron” …
Tal vez lo único que pareciera no haberse descubierto como en estos últimos años es lo que se ha llamado la corrupción de la sal, es decir, la de magistrados de las altas cortes, porque yo creo que eso no es que no existiera; es que la falta de tecnología no los dejaba descubrir. Sus fortunas son descomunales, pero no los investigan. No serán todos, pero… quién los toca, quién “se atreve” a investigarlos. Para mí, muchos de ellos son “lo mismo que antes”.
Y si vuelvo a lo político, como al comienzo, estamos enfrentando lo que sabíamos que iba a suceder: las “dizque” disidencias secuestrando “lo mismo que antes” a los policías y militares, asesinándolos o mandando videos de supervivencia como en la época de Ingrid Betancourt y demás… ¡Igual que antes! Como dije en un tuit anoche: ¡Y seguimos en las mismas! Son exactamente los mismos hechos, los mismos abusos y la misma desolación... la misma sensación de que las firmas -muy solemnes- fueron eso, firmas, ¡y nada más!
Lo peor está por venir: una contienda política que cada día siembra más el odio porque vive de él, de extremos, de manipulación de un pueblo ignorante que se resiste a aprender de su pasado y aupados por periodistas militantes en medios sesgados. A los políticos que participan hoy en esa contienda que se avecina, los de todas las vertientes, valdría la pena decirles como lo hizo Oskar Schindler con los militares nazis ya vencidos, cuando tenía reunidos a los judíos que salvó en su fábrica: “Pueden hacer lo que quieran, ahí los tienen; pero ustedes deciden si se van para sus casas como ciudadanos de bien, o como criminales de guerra”. Aquí sería: “Aquí nos tienen a los colombianos, muchos pensando en irse y la mayoría teniendo que quedarse, porque no hay de otra; pero ustedes deciden si cada día de campaña se van para sus casas como ciudadanos de bien, o como… querido lector, complete usted con lo que quiera, porque si seguimos como vamos no seguiremos ¡LOO MIISMOO QUE AANTEESS!, ¡estaremos peor!