Hace muchos años en algún lugar de Italia, luego de una semana larga de ajetreos en el Festival de Música Sudamericana que se realizó como apéndice del gran Festival de Música Estiva que se realizó en la Comuna de Montevarchi, Provincia de Arezzo, en Italia, del cual era director musical el maestro Gonzalo Solari y en donde tuve la oportunidad de participar como voz recitante en un concierto la lado de Carlo Alberto Neri, Gonzalo Solari, el flautista Roberto Fabricciani y la hermosa soprano Gabriella Zanchi, aproveché la oportunidad casi al ultimo momento para conversar con ellos, con Neri y con Solari, acerca de sus trabajos como concertistas, como académicos en el Cipam y acerca de su experiencia con la música y los músicos de Latinoamérica, especialmente sobre el caso de dos músicos costeños, Adolfo Mejía y José Mazzilli, que cada uno de ellos conoció al entrar en contacto con Barranquilla.
Neri, pianista y compositor contemporáneo italiano, me decía que había estado dos veces en Latinoamérica y una de ellas había sido en Colombia, en Barranquilla; la primera fue en Montevideo (Uruguay) con Solari, guitarrista uruguayo residente en Italia, haciendo conciertos y grabaciones para la televisión nacional. Neri vinculado entonces con el Cipam, importante organización musical italiana para la promoción y producción de la música y la cultura, había trabajado ya con importantes músicos contemporáneos como Petrassi, Donatoni, John Cage, Stockhausen, Pierre Boulez, entre otros, pero también con actores importantes como Arnoldo Fois, Nando Garzoro, Giulio Pussetti, Ricardo Puchola, Glauco Mauri y Andrea Giordana, entre otros, y así mismo con importantes nombres de la danza a nivel nacional e internacional.
Carlo Alberto Neri, pianista y compositor contemporáneo italiano
Por su parte, Gonzalo Solari, parte también del Cipam, había nacido en Fray Bentos, Uruguay, había vivido ya en Italia pero a partir de 1989 entró en contacto con Carlo Alberto Neri y trabajaron juntos muchos años como profesores o como concertistas en diferentes partes de Italia y del mundo. De esa colaboración surgió la obra que Neri compuso para la guitarra de Solari titulada Cuatro Fragmentos.
Y hablaron entonces de sus contactos con la música latinoamericana. Neri mencionó su admiración por la creatividad de la música latinoamericana en razón de su “hermosa espontaneidad y su gran energía, que comporta no sólo increíbles mensajes y valores sonoros populares sino valores de grande relieve y espesor artístico y de perfección formal. La percepción que yo tengo de esta música en mi calidad de intérprete y de compositor es fundamentalmente de afecto y de respeto. Tengo en ese sentido un gran concepto de músicos como Villalobos, Piazzola, Ginastera, y ahora de Adolfo Mejìa, que he conocido a través de unas copias de su obra para piano que me ha hecho llegar el Cedim de la Biblioteca Piloto del Caribe a través del maestro Solari”.
“Y puedo decirle que me siento muy emocionado de conocer a este músico a quien encuentro refinadísimo y poseedor de una gran capacidad de comunicación expresiva. Particularmente mucho me gustaría que un autor como Mejía fuera relanzado sin demora a nivel internacional a través de conciertos y de producciones discográficas o televisivas, porque es un autor que tiene a mí juicio grandes meritos compositivos y culturales. Las partituras que he conocido me resultan de alto nivel artístico y especialmente interesante desde el punto de vista pianístico.”
A su turno el maestro Solari habló de su encuentro con la música de José Mazzilli Ribón y comentó que “el caso de Mazzilli fue para mí prácticamente una revelación. Yo estuve en Barranquilla haciendo un concierto y su hijo Bruno me hizo conocer algunas partituras de una sorprendente música para guitarra.”
“En mí opinión es una música muy bien escrita, muy bien estructurada desde punto de vista formal, pero que además se siente que transmite la esencia de la música popular colombiana de una manera evidentemente muy fina con características muy originales desde el punto de vista de la armonía. Una primera impresión me hizo ubicarlo estilísticamente entre compositores como Antonio Lauro y Agustín Barros, pero ahora ya más detenidamente pienso que Mazzilli tiene importantes aspectos que ni Lauro ni Barrios nos muestran.”
Y agregó: “Yo pienso también que en el caso de compositores latinoamericanos que ya han pasado la prueba de la historia y se ha demostrado que son grandes obras. Así podemos escuchar Estrellita, de Manuel Ponce y notar que sigue siendo una pequeña joya; o las Bachianas de Villalobos; o las músicas de Ginastera, Guastavino, Fabini, Mejia, o Mazzilli. Yo creo, y esto lo digo como latinoamericano, que nuestras músicas están hoy en lo más alto de las grandes músicas del mundo.
Y al preguntarle por qué otro músico colombiano sentí interés contestó: Puedo decir el nombre de Gentil Montaña, un guitarrista y compositor colombiano que también trabaja sobre motivos populares, y de quien conozco algunas cosas a través de un guitarrista uruguayo que se llama Eduardo Hernández, y recuerdo también a otro compositor colombiano de apellido Arellano, de quien interpreté una obra hace muchos años siendo yo muy joven y estaba en el Núcleo de Música Nueva en Uruguay.
