"Los diferentes procesos de conflictividad social que han tenido lugar de manera ininterrumpida en Colombia desde 2008, han situado a la aldea digital como protagonista".
Redes sociales, “no lugares” de confluencia que con el tiempo toman formas más reales, activismo vía internet que emerge en el contexto del siglo XXI como uno de los verdaderos contra-poderes al orden establecido.
Del llamado “Social Netwar” del movimiento zapatista mexicano al emergente activismo en red del movimiento de Seattle a finales del milenio anterior, pasando por la movilización virtual llevada a cabo con motivo del mandato por la paz, pionera en Colombia del ciberactivismo a finales de los noventa, la movilización en red se ha convertido en la caja de resonancia más poderosa, anárquica y funcional, con mayor capacidad para comunicar y generar ruptura en las estructuras de poder.
De las incipientes formas de articulación, conformadas por blogs y redes de información textuales al dinamismo de las redes sociales de la segunda parte de la década pasada, la movilización en red ha ganado en incidencia en la medida que su fuerza comunicativa aumenta. Los teléfonos móviles, la irrupción de facebook, you tube, twitter y reddit han potenciado el papel de la red en los procesos de movilización social.
Manuel Castells, uno de los teóricos más importantes de esta revolución comunicativa a nivel mundial, hacía alusión en su libro La galaxia internet (2001) al papel de este fenómeno en la transformación de la sociedad, mencionando como “Los procesos de cambio social conflictivo en la era de la información giran en torno de los esfuerzos por transformar las categorías de nuestra existencia a base de construir redes interactivas como formas de organización y movilización. Estas redes, que surgen de las resistencias de sociedades locales, se proponen vencer al poder de las redes globales para así reconstruir el mundo desde abajo. Internet proporciona la base material que permite a estos movimientos movilizarse en la construcción de una nueva sociedad”.
La posibilidad comunicadora de internet ha logrado reconfigurar el papel, no solo de la sociedad, sino el de la opinión en general, al empoderar nuevamente el foro público, ese lugar común de ideas no censuradas por las estructuras de poder que no duda en responsabilizar a los gobiernos por la causa y efecto de sus acciones.
A nivel mundial esa meritocrácia de ideas alternativas, que está representada por aquellas voces ajenas al poder mediático, ha encontrado en las redes un lugar de construcción que rivaliza con el poder casi omnipresente de los medios tradicionales, buscando también influír en la vida, actitudes, pensamientos y creencias de las personas desde una lógica más propositiva, dinámica, democrática y plural.
Antonio Negri y Michael Hardt, resaltaban aquella lógica de poder y contrapoder en su libro conjunto llamado “Imperio”, editado en el año 2000 al anotar como “El nuevo poder se organiza descentralizadamente y se configura en forma de red” y como el contrapoder actua paralelo a esa misma lógica para oponerse exitosamente construyendo un "nuevo lugar" en el "no lugar" quees internet.
Las viejas estructuras de los partidos y medios de comunicación tradicionales del anti-establecimiento, han sido objeto también de una pérdida acentuada de protagonismo al ver relegado su papel protagónico en la medida en que se horizontaliza y descentraliza el espectro del poder y la información con el transcurso del tiempo.
Internet y movilización en red en Colombia
En Colombia, según cifras del Ministerio de las Tecnologías de la Información y Comunicación, la cobertura de internet en la actualidad abarca el 72% de la población, aumentando en 400% su rango de acción en el periodo 2010-2014, al pasar de 2.2 a 8.8 millones de conexiones a internet de banda ancha, lo que ha permitido contribuir al auge que en la actualidad experimenta el campo de la protesta social.
Parte del éxito de la movilización social en 2013, que según el Informe de Luchas Sociales elaborado por el CINEP, registra 1.027 protestas es atribuible a la instrumentalización de internet en pro de las reivindicaciones de la sociedad.
En el contexto Colombiano, el 4F, marcha organizada por un sinnúmero de organizaciones de la sociedad civil, evidenció el poder de las redes sociales para convertir causas singulares en objetivos en común. Aupada por el establecimiento en pleno, cabe acotar, aquella movilización logró volcar a las calles a 8 millones de personas que indignadas gritaban: No más FARC, No más FARC!.
En el terreno de la disputa anti-hegemónica la marcha en contra de los repudiables crímenes del paramilitarismo, el denominado 6M, realizada en 2008, logró articular a decenas de organizaciones sociales, comunitarias, agrarias y estudiantiles marcando un hito al darle forma a una dinámica de comunicación más ágil, liberadora, horizontal y efectiva, que permitió romper con el cerco mediático paulatinamente y allanar el terreno para que expresiones políticas ciudadanas más plurales pudieran irrumpir con éxito al poco tiempo.
El 6 de Marzo de 2008 permitió ampliar el campo de la comunicación alternativa y fortalecer propuestas en proceso de gestación en ese momento como Indymedia Colombia, la Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio RECALCA, los nodos de la Coordinación Regional del Pacifico Colombiano y la consolidación de decenas de colectivos de comunicación, casi todos juveniles que se apropiaron de las infinitas posibilidades de internet para expresarse y unirse.
Internet al servicio de la movilización y articulación social permitió en su devenir que iniciativas comunicativas como la del Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca – ACIN pudiera convertirse en pionera en la creación de redes de correos electrónicos, listados masivos y uso de la web 2.0 para difundir las propuestas y planes de salud, vivienda, educación, así como para denunciar en tiempo real las violaciones perpetuadas por los grupos armados contra una comunidad en particular.
Política 2.0: De la acción presencial al poder de la comunicación en red
En medio de la marcada crispación social y política que el país experimentó durante el periodo 2002-2010, bajo el gobierno de Alvaro Uribe Vélez, curiosamente internet logró romper con el unanimismo mediático, dedicado a repetir las palabras “terrorista”, “terrorismo”, “FARC” incesantemente y vincular a amplias capas de la sociedad al discurso político de los sectores alternativos.
La propuesta de líderes de opinión de la denominada “tercería” como Antanas Mockus, Gustavo Petro, Jorge Robledo o Sergio Fajardo supo multiplicarse gracias al activismo que desde internet realizaron miles de personas entre 2007 y 2010.
La llamada “ola verde” que logró esperanzar a miles de jóvenes que participaron como voluntarios virtuales y presenciales en la campaña presidencial de Antanas Mockus en 2010, supuso el pico más alto en la política 2.0 en la historia nacional. “la unión hace la fuerza” y el “no todo vale”, frases esbozadas por la fórmula Mockus-Fajardo durante dicha contienda política puso en entredicho la legitimidad de los métodos utilizados por el uribismo desde su ejercicio de poder y logró seducir a 3.6 millones de personas que depositaron su confianza en esta propuesta de opinión no polarizante.
La honestidad y el cambio en las prácticas políticas pasaron a ser prioridades principales de amplias capas sociales asentadas en las grandes urbes del país cansadas de la connivencia de la mayoría de la sociedad con la violencia, el crimen y la corrupción.
Un año después, parte de esa manifestación social en red supo encontrar en la “Bogotá humana ya” de Gustavo Petro identidades comunes que fueron reforzadas con nuevos ejes conceptuales: la idea de los nodos temáticos, la pluralidad, la importancia de acabar con la segregación social en la capital y la defensa de lo público ampliaron programáticamente la semilla de la “ola verde”.
La respuesta oportuna del marco conceptual de la “Bogotá humana ya” supo responder a las demandas individualizadas de decenas de grupos de pertenencia, tribus urbanas, movimientos comunitarios y sociales que confluyen en la ciudad, redefiniendo e instalando el concepto de “nueva ciudadanía” en el imaginario capitalino y nacional. La importancia de la diferencia, la convivencia y cooperación en el seno de la sociedad tomó un nuevo sentido.
La experiencia de la MANE, el papel de las redes sociales.
La experiencia de la reforma a la ley 30, que devino en la conformación de la Mesa Ampliada Nacional de Educación –MANE-, sirvió para poner a prueba no solo la capacidad de convocatoria en red de los estudiantes, su poder de autogestión y autogobierno sino para llevar a la práctica el concepto de prosumidor, término acuñado por Alvin Toeffler en sus célebres libros de sociedad de la información pero profundizado y llevado al contexto actual por Tom Tapscott. Por prosumidores se entienden aquellas personas que usualmente consume información y que en la nueva lógica horizontal de la misma se convierten en productores de la misma.
La irrupción de blogs, grupos de discusión, páginas y trending topics, permitió abrir el debate al interior del estudiantado, generando una dinámica enriquecedora a nivel programático que superó el activismo etéreo para provocar agitación e indignación traducida en el éxito de las jornadas de protesta que tuvieron lugar en 2011.
La agilidad con que internet se posicionó como la plataforma de discusión más efectiva en la construcción y difusión de la Propuesta de Ley Alternativa de Educación Superior (PLAES) a nivel regional y nacional, lo convirtió en el canal de descontento escogido no solo por estudiantes sino por ciudadanos y organizaciones sociales. Esta acogida creó el clima de solidaridad perfecto no solo para sacar adelante la reforma sino para develar el carácter regresivo y privatizador de la propuesta presentada por el gobierno nacional en cabeza de la ministra María Fernanda Campo, concertada con el presidente Santos.
El activismo en red y el paro agrario del 2013
La cresta de la ola de la movilización social, posterior al éxito abrumador de la MANE, vino en 2013 con el Paro Nacional Agrario, etapa en la que convergieron a nivel de red social centenares de organizaciones, colectivos y manifestaciones sobre todo juveniles a favor de la reivindicación campesina, legitimando en la urbe lo que acontecía en la realidad rural, y a su vez deslegitimando la política agraria, los TLC y los insuficientes planes de subsidios del gobierno nacional.
Ridiculizar al gobierno con caricaturas, memes, y frases que coparon la red, así como hacer que miles de personas se convirtieran en periodistas digitales en tiempo real, subiendo videos de los abusos de la fuerza pública en Facebook, You Tube y Twitter, hicieron posible que el cerco mediático simplificado en la frase del mismo presidente “Ese tal paro no existe” se neutralizara.
El aluvión que la red desplegó en corto tiempo la convirtió en una herramienta de contra-poder que puso en evidencia no solo el eufemístico discurso del presidente y sus ministros, sino el acomodo y parcialidad de los medios de comunicación tradicionales que no dudaron en tildar de subversivos a los manifestantes al unísono con los funcionarios al servicio del gobierno.
La problemática de los cebolleros y paperos, en especial la solidaridad de los bogotanos con los campesinos del altiplano cundi-boyacence, tuvo en las redes sociales el catalizador perfecto que logró que la indignación se tradujera en inusitadas simpatías con los afectados en la capital. El citadino de a pié logró asimilar como propias las reivindicaciones campesinas volcándose al espacio público con ruanas, pancartas y disfraces, instrumentos de protesta simbólica que crearon una presión social lo suficientemente fuerte para lograr que el gobierno aumentara el presupuesto agrario entre 2013 y 2014, de 3,74 a 5,2 billones de pesos.
“Lo que es con los campesinos es conmigo” y “Yo me pongo la ruana” fueron las etiquetas virtuales que se convirtieron en tema de tendencia por días enteros en la red. La democracia de la calle se hizo realidad aupada por el poder de influencia viral de internet.
Algunos retos, algunas lecciones aprendidas
El proceso de activismo social en red, que se remonta en el tiempo a un pasado no muy lejano, ha logrado consolidar un aservo social que, no solo ha permitido crear un imaginario de la movilización desde las nuevas dinámicas tecnológicas sino ampliar el universo de manifestantes, uniendo las reivindicaciones de los sujetos plurales para construir una nueva ciudadanía capaz de articular civismo, compromiso político y lucha desde un “no lugar” común como lo es la red.
Los diferentes procesos de conflictividad social que han tenido lugar de manera ininterrumpida en Colombia desde 2008, y que han situado a la aldea digital como protagonista, han dinamizado la lucha social con nuevos actores y lenguajes, haciendo que ese tejido de organizaciones y colectivos con reclamos e intereses singulares se unan superando las distancias geográficas y las imposibilidades logísticas de reunir a miles de personas de manera presencial.
Sin embargo, esa misma virtud, la superación de la comparecencia de los individuos, es a su vez una debilidad que imposibilita que las oleadas de movilización social en red no logren sostenerse en el mediano y largo plazo. La primavera árabe, el 6M, el llamado “Obama 2.0”, el 4F, la MANE y la llamada “ola verde” fueron efímeras flores de un día que replantearon la forma de juntar voluntades de manera plural en torno al cambio social de manera más eficaz, pero que sucumbieron ante la volatilidad e inmediatismo propio de su eterea manera de estructurarse.
El axioma “participación no es organización” sigue convirtiéndose en constante en múltiples ocasiones en diferentes latitudes. El reto principal sigue siendo transformar la indignación emocional propia de la red en indignación emocional con incidencia racional para darle largo aliento a la movilización social en red y hacer que el cambio social tenga alcances muchos más ambiciosos que los que experimentamos en la actualidad.
Cada click nos acerca a dicho sueño, pero a su vez cada click nunca debe prescindir de la siempre necesaria movilización social presencial colmada de calor humano.
Twitter: @pineda0ruiz