Hoy juega Colombia, y juega sin James. Este muchacho no estuvo preparado para tener los ojos encima, para la idolatría que la prensa le otorgó. Como se dice popularmente, no aguantó sus aplausos.
Su prepotencia lo ha llevado a una egolatría que hoy se ha convertido, cual búmeran, en su principal enemigo, la misma que hoy prematuramente está al borde de acabar con su carrera.
Se convirtió en un jugador de cristal, muy "delicado". Y eso a la larga lo volvió improductivo para su equipo.
Qué lástima, porque le sobraba calidad.