La fe y la pobreza se han convertido en un lucrativo negocio para los mercaderes de la fe y la pobreza en el mundo. Actualmente, encontramos en Colombia a miles de curas y pastores militantes del Centro Democrático y de los partidos políticos aliados del gobierno de Iván Duque convertidos en vulgares traficantes y mercaderes de las creencias religiosas; en explotadores de Dios con fines de enriquecimiento personal y familiar.
Existen desbordados intereses económicos y políticos de un gran número de curitas y pastores que solo sueñan en los lucros personales y familiares en nombre de Dios. Son los mismos que le prenden una vela a Dios y otra al diablo con la adoración al dios dinero. El dios dinero los transforma en defensores enfermizos de políticos corruptos, criminales y cavernarios del uribismo.
Son esos curas y pastores los que han perdido la ética y se comportan como vulgares mercaderes de las creencias religiosas. Por sus desbocados intereses por el dinero están llevando a miles de sus seguidores y feligreses al borde de la locura del fanatismo en defensa de causas políticas retardatarias.
Sacerdotes y pastores que, por sus afanes de lucro, observan claridad donde hay oscuridad, seguridad donde hay inseguridad, riqueza donde hay pobreza, honestidad donde hay corrupción... Hasta bendicen las armas que asesinan a miles de ciudadanos...
Miles de seguidores de estos curas y pastores, adoctrinados, manipulados y transformados en defensores de clanes políticos corruptos, asesinos y criminales, a cambio de millonarias suma de dineros, contratos, dádivas y donaciones, mantienen en el redil a miles de aquellos fanáticos, en beneficio de las causas electorales del gobierno y las fuerzas políticas aliadas.
Mientras esos sacerdotes y pastores se llenan los bolsillos defendiendo el estatu quo y la hegemonía en el poder de los políticos y grupos económicos que han saqueado al Estado durante años, y que son causantes de los niveles de atraso y pobreza, priman la corrupción, el hambre y la miseria de las capas media y bajas del país.
Estos seguidores y sus familias se hunde en los más espantosos niveles de pobreza, miseria y desigualdades. Y así, famélicos y muriéndose de hambre, manipulados y adoctrinado en los principios de la fe, defienden los intereses políticos de sus propios verdugos, que los mantiene en la pobreza en nombre de Dios y la Virgen María...
Conclusión: esta es una epidemia mundial que se expande como verdolaga en playa por el mundo.