"Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
Que el hombre que lo desvela
Una pena estrordinaria,
Como la ave solitaria,
Con el cantar se consuela (...)
Yo he visto en esa milonga [1]
Muchos Gefes con estancia,
Y piones en abundancia,
Y majadas, y rodeos;
He visto negocios feos
A pesar de mi inorancia (...)
Supe una vez por desgracia
Que había un baile por allí,
Y medio desesperao
A ver la milonga fui (...)
No será la última vez que cite unos versos de Martín Fierro, de José Hernández (1872), y en esta ocasión lo hago porque los términos vigüela (2) y milonga, entre otros, serán mi punto de partida para desarrollar la noción de milonga. Es pertinente anotar que la palabra milonga es polisémica, significa lugar en el que se va a bailar y a cantar tangos, también hace referencia al género musical rioplatense que se canta y se baila, y milonguita es la mujer de vida airada. Existen otros significados que pueden ser mencionados en otro contexto.
Para entrar en materia, el término milonga fue tomado del lenguaje quimbundo o kinbundo, venido del África, concretamente de Angola, y significa palabras, es el plural de mulonga. Según el investigador Asdrúbal Valencia, “contiene elementos afros en su construcción rítmica e influencias de danzas criollas y europeas”. Para Horacio Ferrer, “la contradanza de Inglaterra country dance (danza del campo) fue refinada por París, luego llega a América y se hace habanera en Cuba, y se hace milonga en el Río de la Plata”.
Algunas de las formaciones musicales, como la habanera y la guajira, fueron llamadas ritmos de ida y vuelta, y se van transmitiendo mediante los distintos puertos de España, de Brasil y en los de Argentina y Uruguay, por nombrar algunos. Y en esa geografía van tomando el sabor de la tierra de una forma simplificada. La milonga coexistió con la habanera y el candombe, y hay quienes dicen que la habanera es congénere de la milonga por su espíritu y carácter. Gentes del mundo de la música afirman que el candombe tuvo influencia en la formación de la milonga. Ritmos estos que participaron en la formación del tango.
Ya en el Río de la Plata, en lo que se ha llamado pago (paqus), lugar de tierra adentro, y también en un ambiente semiurbano, serán estos los puntos propicios para el asentamiento de la milonga, porque llega el hombre del campo acompañado de su única posesión, la guitarra, buscando nuevos medios de subsistencia. Esos espacios serán las plazas de mercado, los mataderos y, en fin, aquellos lugares que están en la periferia de la urbe y que propiciarán el encuentro con gentes de la ciudad, conglomerado compuesto de una mezcla de criollos, aquellos que llegaron del África y los inmigrantes europeos. Pero antes de abordarla, hay que decir que hay tres géneros de milonga: la milonga surera o campera, la milonga ciudadana y la milonga candombe.
La milonga surera o campera es un género musical rioplatense. Está definida como la forma original de la milonga y sería imposible hablar de ella sin asociarla a la figura del gaucho; fue una de las formas escogidas –además de las décimas– por los payadores acompañados de guitarras para sus duelos de palabras. Se toca en Argentina y en Uruguay. Aquí está un ejemplo de una de las milongas más famosas: Los ejes de mi carreta, con música del argentino Atahualpa Yupanqui y letra del uruguayo Romildo Risso.
Porque no engraso los ejes,
me llaman abandonao...
si a mí me gusta que suenen,
pa qué los quiero engrasaos (...)
No necesito silencio;
yo no tengo en qué pensar.
Tenía... pero hace tiempo...
¡ahura, ya no pienso más! (...)
Conviene cerrar la nota con Milonga para una niña, del cantor uruguayo Alfredo Zitarrosa, exponente egregio de la milonga en su país, y como se ha hablado de la importancia de la guitarra para el acompañamiento de esta expresión musical, mencionar que entre quienes estuvieron en la grabación de la pieza citada se lee el nombre del uruguayo Hilario Pérez, un relojero y hombre virtuoso que tenía para sus presentaciones más de 100 guitarras. Aquí está el pasaje en el que habla el músico:
“[…] En “Milonga para una niña”, ustedes la conocen con el “ta lan ta lan”. La matriz de la milonga es esa, la intención es esa. En ese disco, grabado en julio del año 1966 en la fonoplatea de Radio Ariel, no me convencía la milonga de Alfredo. Más bien era sureña la milonga de Alfredo y le dije que no era esa la milonga y me dijo que no sabía hacer otra él. Y ¿quién llega al estudio que estábamos por grabar la milonga? Lucio Muniz. [Tenía] las manos heladas, estaba trabajando […] A ver cómo milongueás en mi menor, le dije. Y [después entendí]: acá está la milonga […]”.
La milonga se escribe musicalmente en tono menor y es en este tono en el que los voy a dejar con un fragmento de Milonga para una niña, que también entonó Andy Montañez.
El que ha vivido penando,
por causa de un mal amor,
no encuentra nada mejor,
que cantar y d'ir pensando.
Y si anduvo calculando,
qué culpa pudo tener,
cuando ve que la mujer,
no conoce obligaciones,
se consuela con canciones,
y se olvida de querer (...)
Yo sé que en cualquier descuido
Me iba a volear contra el suelo
Y aunque me ofrezca consuelo
Yo no lo puedo acetar
Puedo enseñarte a volar
Pero no seguirte el vuelo (...)
(1) Baile con tonada popular y acompañamiento de guitarra. En la cita barullo, embrollo, lío, artimaña.
(2) Vigüela, léase vihuela. El Cancionero Rioplatense contribuye a la definición de vihuela: “La guitarra, sucesora de la culta vihuela española del siglo XVI, llega a América en manos de los conquistadores con los nombres indistintos de guitarra y de vihuela, y con las nuevas técnicas que le había incorporado la práctica popular, tales como rasgueos y punteos especiales. Curiosamente, conservó su antiguo nombre de vihuela, que perduró en la memoria del pueblo hasta mediados del siglo XIX”. Así en Martín Fierro aparece en sus versos iniciales.