En el corregimiento de Zapatosa, Cesar, se cometió una masacre en contra de la quebrada de los hombres. Hace más de veinte años, este afluente era un atractivo turístico en donde propios y visitantes podían pasar una tarde o un fin de semana disfrutando de sus frías aguas, caminado y dando clavados desde el puente de madera que comunicaba la vereda de Santa Rosa con Zapatosa.
Además, a este importante lugar para la comunidad las mujeres iban a lavar sus ropas (las famosas lavanderas) y las pocas personas que tenían carros acudían para darles una buena enjuagada cuando estaban sucios.
Sin embargo, hoy en día, esta quebrada se encuentra seca en su totalidad y la estructura de madera que la adornaba se cayó. Las causas de su desaparición probablemente fueron: la tala indiscriminada de los árboles que crecieron a su alrededor, la excavación de sus suelos y la contaminación de sus aguas.
En mi opinión, todo esto fue hecho por manos criminales de personas que solo pensaron en el enriquecimiento de sus bolsillos, sin considerar el empobrecimiento de la fauna y la flora de Zapatosa, Cesar.
Cabe anotar que en esta población se encuentra la primera ciénaga de agua dulce y la segunda más grande del país; que de este complejo cenagoso se sacaba la mayoría de pescados que eran comercializados a las principales ciudades del país; y que este espejo de agua dulce también está a punto de desaparecer a causa de la contaminación de sus aguas (las aguas residuales de las alcantarillas son vertidas en ella).