En las últimas horas, en un medio de comunicación local de Medellín se expone cómo el uribismo entreteje toda una estrategia para desprestigiar a sus opositores políticos.
Esta maniobra incluye a políticos reconocidos como el actual concejal de Medellín, Alfredo Ramos, y a personalidades nacionales que han estado envueltas en grandes escándalos, como César Mauricio Velásquez, el Curita. Desde la época de mandato presidencial de Álvaro Uribe Vélez, este sector político ha visto la necesidad de coartar a la prensa y crear sus estrategias comunicacionales a partir de falacias, mentiras a medias y rumores.
Uribe Vélez tuvo un gran asesor político que introdujo en Colombia el término de la “rumorología” como táctica de comunicación para crear chismes que después fueran creíbles. En ese mismo sentido, y en el ámbito regional y local, el uribismo desarrolla una estrategia de crear medios de comunicación propios, como el denunciado en la investigación de Notimparable, cuyo único objetivo es hablar, señalar y difamar a las corrientes políticas contrarias.
En este caso se señala al medio de comunicación local IFM Noticias, pero en esta cadena de estrategia no solo entra este medio. Desde mi punto de vista, también está la revista Semana, que en los últimos años ha sido aliada y escudera principal del Centro Democrático en el país, y en ese mismo sentido, otro sinnúmero de medios nacionales, regionales y locales que ha perdido su vocación profesional de carácter informativo y ha caído en el triste juego de la comunicación a favor de unos pocos.
Esto es una decadencia del periodismo, de las comunicaciones y de la misma política en general.