El nombre de la tres gracias proviene del famoso titán del océano Atlante y Pacífico. Eran las diosas: Cabal, Paloma y Claudiña.
No se sabe cómo llegó a los media el encanto de la Cabal. Ella de gran ingenio, que es su principal ingrediente, solo de un golpe consideró que existe la Unión Soviética. Además, como gracia es una buena consejera. A los estudiantes que caminaban en una protesta : “¡estudien vagos!”. Pero su sabiduría quedó demostrada cuando negó la Masacre de las Bananeras. Además, cuando murió el nobel de literatura, autor de Cien años de soledad, dejó ver su deseo que fuera directamente al infierno, sin necesidad que Caronte, el barquero del Averno, le diese el paso al otro lado del charco. Y tuvo la genial idea de lanzarse como candidata a la Presidencia de la República, para hacer posible el reinado de la paz, dando fin a toda aquella plaga de vagos, inconformes o izquierdistas y cuanta alimaña habitara por estos lares de la mal llamada Macondo.
La segunda gracia es la encantadora Paloma Valencia. Su ingenio no tiene límites, como se puede ver en la propuesta de realizar un referendo para dividir el Cauca. Ella la familiar del gran poeta que cantó a los camellos que conoció en una función de un circo que pasaba por la ciudad añorante del colonialismo español: Popayán. Ella tiene el talento para criticar las protestas en tiempos de promesas tributarias. Ella tiene la clarividencia para dividir las tierras del Cauca, remontándose a tiempos gloriosos. Una parte del departamento del Cauca para los mestizos y otra para que se acomoden como pueda la chusma de los indios. La segunda gracia tiene la capacidad de ofrecerle la mayor alegría con sus buenos consejos, aunque no falta la caricatura de Vlado: “Esos vulgares caucanos no merecen seguir revueltos con nosotros, los puros caucásicos”.
La tercera gracia no es otra que Claudiña. Ella desde muy joven se dedicó a la política, siendo estudiante de la Universidad Distrital ingreso en el movimiento universitario por la Séptima Pataleta, que dio impulso a la Asamblea Nacional Constituyente. Con el tiempo fue ascendiendo hasta ser elegida alcaldesa de la Atenas suramericana, o en términos chibchas de Bacatá. Pero, ¡ah!, desgracia vinieron las oleadas de la pandemia y luego las protestas. Resultó respondona en los primeros tiempos del covid alzándole la voz al presidente de la república. Mas con el paso de los días fue dorando la píldora y de sus veleidades de izquierda y de sus aspiraciones a ocupar el solio del Bolívar, su fama fue cayendo en las bifurcaciones de sus discursos y la realidad de los Esmad, pues tuvo que meter mano dura en las protestas que ella con su mirada convirtió en vandalismo. Y de tanto estar en el centro contra la izquierda terminó abrazada con la derecha...Claudicó
Si necesita un artista como Rubens para pintar un óleo y colgarlo en el Museo Nacional.