Nairo está pagando en este momento la mala fama que se hizo en el pelotón internacional. Basta romper la burbuja, salir del confort de los medios colombianos y adentrarse en los foros especializados que se hacen en España para conocer la verdad. Desde sus años gloriosos, los que van desde el 2010, cuando ganó el Tour de L’Avenir, hasta el 2015, cuando ahogó a Froome y casi le quita el Tour en la mítica etapa con llegada al Alpe de Huez, se le criticó la falta de colaboración que ha tenido con otros ciclistas. Su codito es famoso. Es que los ciclistas mueven el codo para pedir colaboración y hacer relevos cuando hacen una escapada. Los otros deportistas siempre pusieron en entredicho la generosidad de Nairo y lo acusaban de gastar menos que los otros y de evitar gastar energía pasando al frente.
Este gesto de viveza es legal pero, a largo plazo, va pasando factura. El pelotón no perdona y, por eso, si Nairo ataca, así esté a 30 minutos del líder, impedirán que fructifique su intento solo para hacerle pagar su mezquindad. Su personalidad también fue una de las razones que aceleró su salida en el Movistar. Los españoles no son ningunos monstruos y siguen confiando en el talento nacional, las contrataciones de Einer Rubio y de Superman López, quien compartiría liderato con Enric Mas en este Tour, así lo confirman. Los problemas con Nairo se debieron a su carácter autoritario, el primero que lo denunció fue el gregario Giovanni Visconti quien en el 2017 hizo explosivas revelaciones.
En entrevista con Corriere della Sera quien afirmó que Nairo “Quiere demostrar que es un campeón en la bicicleta y fuera de ella. No habla con ninguno, lo hace por su cuenta. No se decía por parte del equipo si tenía 2 grados de fiebre. No tiene amigos”. Durante la Vuelta a España del 2014 el mismo equipo se enfadó con él y en el bus, mientas se recuperaban las energías, el grupo habló con él y expresó su inconformismo por los problemas de comunicación que tenía. Nunca cambió. Los resultados lo mantenían al frente del equipo.
Es difícil discutir las condiciones de Nairo. Sus resultados así lo confirman. Comparen al actual líder de Movistar, Enric Mas, quien tiene 26 años. A esa edad Nairo ya le había dado al conjunto telefónico estos triunfos: ganador del Giro, La Vuelta, dos veces segundo lugar en el Tour y una vez tercero. Impresionante. No hay punto de comparación con un muchacho que ha sido incapaz de hacer si quiera un tercer lugar en una vuelta grande. Pero no lo querían. Nada más recuerden el gesto de Marc Soler en la Vuelta del 2019 cuando manoteó al aire y se quitó el audífono cuando recibió la orden de esperar a Nairo en una etapa clave de esa competencia. En la primera temporada de la serie documental El día menos pensado de Netflix, se nota claramente la ruptura.
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Lo que los periodistas españoles afirman, luego de convivir en entrenamientos y conocer su plan de trabajo en Europa, es que el ego mató a Nairo
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Lo que los periodistas españoles afirman, luego de convivir en entrenamientos y conocer su plan de trabajo en Europa, es que el ego mató a Nairo. Que nunca reconocía cuando no estaba bien quitándole posibilidades a compañeros que podrían estar mejor que él. Entonces prefería hundirse en un puerto a ceder protagonismo. Cuando era la hora de colaborar con un compañero que estaba mejor que él en la clasificación general, Nairo se escondía. No lo soportaron más y, por eso, cuando salió a finales del 2019 del equipo telefónico, recayó en una escuadra de segunda división dentro del ciclismo internacional como es el Arkea. Por eso hoy se traza objetivos tan menores para un campeón como él como es intentar conseguir la camiseta de puntos de la Montaña. Y ni siquiera es capaz de lograrlo
En Colombia es un deporte nacional pegarle a James e idolatrar sin medida a Nairo. Los periodistas hemos sido culpables de eso. El clic manda, el clic es el supremo señor. Hay una suerte de racismo a la inversa. A James se le pega duro porque parece un modelo y se le niega que consiguió el mayor logro de un deportista colombiano en la historia, ser goleador de un mundial. Se tiene prohibido decir la evidente verdad de Nairo por su sufrido origen campesino. Es un hereje y un antipatriota el que se atreva a decir si quiera que no está teniendo un buen Tour, que a los 31 años sus posibilidades de hacer un top 10 en una gran Vuelta son inexistentes, que ni siquiera tuvo la gallardía de Froome, ganador de cuatro tours, de seguir en el ciclismo siendo gregario y que el periodismo especializado está harto de sus excusas, de su incapacidad para reconocer que está en un pozo en el que jamás podrá salir. Nairo no está para ser líder de ningún equipo y si no lo acepta pues que se dedique a la política como lo tiene pensado. Es racismo ver a Nairo como un santo solo por su origen, por su raza.
Le agradeceremos siempre la gloria que le dio al ciclismo colombiano. Fue el gran héroe que revivió el fervor por ese deporte en el país. Por eso el Nairismo es una de las religiones nacionales. Pero negar por ejemplo que el jefe del Arkea está furioso con su desempeño y que sus mejores días hace rato pasaron es una estupidez. Si quieren seguir haciendo negación adelante, puteen, lapiden. Recibiré las piedras con estoicismo
