Mientras leía un artículo de Graeme Wood en la revista The Atlantic me llamó poderosamente la atención la siguiente frase: “Si valoras la democracia abraza al moderado”.
El contenido, publicado a finales del año pasado, analizaba el porcentaje de los votantes norteamericanos que le retirarían el apoyo a su candidato a pesar de que este actuara de manera poco democrática. Sorpresivamente el porcentaje no fue mayor al 3.5%.
El texto, con un pícaro tono bufón, nos previene “de un escenario puramente teórico donde lo que sucede no tiene relación alguna con lo acontecido en la política norteamericana de los últimos tiempos”.
Además, procede a exponer varios ejemplos del candidato perfecto, aquel que tiene propuestas adecuadas y atractivas en temas de educación, inmigración, política exterior, reformas tributarias, etc. Sin embargo, luego plantea el escenario donde tal candidato comete el error de hablar mal de un periodista e insinuar que merece una tunda, y pregunta: “ante algo similar usted le retiraría su voto y su apoyo?”.
Y regreso al escenario local. Después del desastre del pasado paro nacional en Colombia, y de observar a un gobierno sordo, paralizado y ajeno a la obligación de defender a todos los ciudadanos y de proteger tanto el bien común como el privado, ¿usted le retira su voto?, ¿usted le retira el voto al gobernante local, pero continúa apoyando al gobernante nacional a pesar de la incompetencia de ambos?
No deja de sorprenderme la similitud que podríamos encontrar entre los electores estadounidenses y los nuestros. De hecho, con toda seguridad tampoco superaríamos ese 3.5% que rehusaría a continuar votando por los mismos mentirosos, tanto los “buenos” que ofrecieron y no cumplieron como los “zurdos” que ofrecen y tampoco cumplirán. ¡Abracemos a un moderado!