Vivir en Colombia es pasar del encanto al desencanto en cuestión de segundos.
No basta con ser reconocidos a nivel mundial como productores estrella de cocaína, asesinos de líderes sociales y tierra de masacres. Debemos agregar otro gran talento que además es de vieja data: el de exportar mercenarios.
El asesinato del presidente de Haití a manos de 28 personas, 26 de ellos colombianos supuestamente miembros retirados del ejército, es otra vergüenza más y un duro golpe a la imagen de Colombia en el exterior, que deja al descubierto lo que siempre hemos sabido: somos un país tan bien preparado en ser violento que hasta nos llaman de otros países para delinquir.
Pero ese es solo un hecho más en la lista de desgracias diarias. 1200 líderes sociales han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz y son más de 50 las masacres ocurridas en lo que va corrido de este año.
Todos estamos felices con la nueva película de Disney que es todo un encanto, pues nos muestra los detalles que hacen de nuestro país un lugar bello y lleno de riquezas, y es muy cierto que somos cuna de artistas y de deportistas, pero esta amable realidad se desdibuja cuando vemos y desde afuera otros ven cómo a diario la muerte, la delincuencia y la injusticia no cesan.
Uno de los países más felices del mundo es también uno de los más tristes.
Cómo quisiéramos vivir siempre en ese país encantado… pero ni modos, en Colombia el riesgo es que te puedas desencantar.