Hace unos pocos meses, un espeluznante y, a su vez y al parecer, muy real video de una cámara de seguridad de un reconocido centro comercial de la ciudad colombiana de Bucaramanga se hizo viral en internet. ¿Por qué? Por nada más ni nada menos que la grabación mostraba como a las 9 de la mañana del lunes 17 de agosto del año pasado un guardia del lugar habló con un empleado del aseo y oficios varios ¡que se había muerto un día antes del encuentro!
“Llegó, me saludó de puño y platicamos un rato y él me preguntó por un amigo que tenemos en común. El chavito (así le decían al hoy occiso quien respondía al nombre de Jorge Armando Pimiento Martínez) me dijo que él había ido a visitar a ese amigo la noche anterior, pero que la persona estaba con la familia y no le había prestado atención o no se había dado cuenta de que él había estado allá”, le dijo el vigilante Fredy Matute al programa Testigo Directo de Rafael Poveda, que viajó a esa ciudad para conocer más a fondo el extrañísimo caso.
Y prosiguió Matute: “Me pidió solamente que le dijera al amigo gracias y se despidió de mí de puño y me preguntó si había acceso a la zona de lavado porque él iba con un balde y un trapero. Le dije que sí, que siguiera, que no había ningún problema”, relató este hombre de 27 años, al que exámenes sicológicos y siquiátricos lo mostraron absolutamente cuerdo.
Todo pareció suceder en una dimensión desconocida e inexplicable a la luz de la razón. “Ahí los compañeros de seguridad me informaron de que yo estaba hablando solo, pues no había nadie ahí en ese momento. Ahí es cuando yo salgo a buscarlo a ver qué sucede”, afirmó Matute al reconocido programa televisivo.
La persona que lo vio afirmó que el hombre que se apareció “llevaba un suéter azul e iba peinado como si se acabara de bañar”. Un hecho que valoró diciendo que “siempre detrás de todo hay un trasfondo” y que él tenía una opinión, pero que se la reservaba.
Fredy, ¿qué es lo que más le llama la atención de esa visión que usted tuvo? Pues, el hecho de que él se haya acercado directamente a mí; puede que algunas de las personas sirvamos como puentes”, respondió el guardia.
El vigilante y el aseador habían solo cruzado una que otra palabra como amistad. “Nos conocimos en el centro comercial. Sé que ya llevaba muchísimos años acá laborando, en lo personal poco nos conocimos, solo nos veíamos acá por cuestiones laborales…”, explicó el hombre de seguridad.
¿Cuándo usted se enteró de que se había muerto que se le vino ala mente? Solamente dije: se fue a descansar porque la verdad había tenido una vida algo trajinada y ya sus últimos días fueron algo fatídicos para él”. Jorge Armando murió de un cáncer de estómago que lo había tenido convaleciente por meses y recibía el apoyo de varios comerciantes del lugar donde trabajada quienes le regalaban dinero y otros elementos de primera necesidad.
“Por eso mi hijo murió muy preocupado por muchos de ese centro comercial. En la pandemia preguntaba cómo les estaba yendo. Sé que murió orando por el bienestar de esas personas”, dijo Amanda Martínez, la mamá de Chavito.