Debo decir que esta frase no es mía. La vi cualquier día en Facebook y como ninguna expresión me había parecido más ajustada, no encontré mejor lugar y momento para utilizarla que esta columna, a propósito de reforma tributaria, aumento del gasto público y disminución de la pobreza en Colombia; ¡ah, claro!, la mermelada también cuenta… ¡Sí que cuenta!
El tema es denso y extraño hacer mis columnas relajadas y de temas cotidianos, las prefiero un millón de veces a estas amargas realidades que nos agobian, pero justamente por eso —cuando siento que me atoro si no digo las cosas— pues me meto en estos berenjenales en los cuales —sin duda— hay grandes expertos a los que acudo para orientar y aterrizar mis ideas.
La vieja maña de lanzar anzuelos a ver cómo reaccionamos los colombianos si nos cobran impuestos de esta u otra forma, sobre estos y aquellos montos, francamente asquean. Lo hacen para que pataleemos, peleemos, les demos pistas de cómo sí lo morderíamos y finalmente no nos den tan duro (eso nos hacen creer). y como corderos sigamos “diezmándole al pastor” y nos quedemos callados. El viejo truco.
Leyendo el análisis de una empresa especializada, Gestión Legislativa y de Gobierno, me encontré con una explicación sencilla de todos estos bodrios que no quisiéramos ver jamás, y las cifras que lo respaldan. El documento registra cómo el Gobierno Nacional presentó el presupuesto general de la nación cuyo monto llega a $203 billones frente a unos gastos de $216 billones. Aquí ya hay un faltante de ¡$13 billones de pesos! Ahí ya queda uno listo, no solo porque no le caben los ceros en la cabeza y se aterra por lo que se imagina, sino que desconoce la realidad que es mucho peor. Entonces, ¿de dónde sacan el dinero que les falta? ¡Pues de nosotros! ¿Y cómo? Cuando hay un faltante, el Gobierno debe presentar una ley de financiamiento para completar el presupuesto. Una vieja balada lo explica mejor: “te quise, te quiero y te querré de la forma que tu quieres que te quiera”; que aquí sería: “lo hubo, lo hay y lo habrá, de la forma que tu quieres que lo haya”. ¿Qué ha anunciado el Gobierno? La permanencia del impuesto al patrimonio pero con un incremento en la tarifa hasta del 50 % para algunos casos, y la permanencia también del famosísimo 4X1.000 que comenzó por el 2x1.000 y ha evolucionado hasta el cuatro. Y aquí hay que hacer la debida pausa para recordar que estos dos impuestos fueron creados como transitorios por una vez, y los dos ya bailaron el vals de los quince años, casi llegan a los 20, para el bienestar y la subsistencia de la mermelada de turno. Nada hay más fijo que una medida transitoria, según un dicho popular. Según los cálculos de Gestión Legislativa y de Gobierno, solo con estas dos medidas se van a recaudar en los próximos cuatro años, atención a la cifra, ¡$50 billones de pesos! Esto debería verse reflejado en inversión pero lo que aumenta son los gastos de funcionamiento y la deuda sigue disparada creciendo al 15 % y 20 %. En cifras, entre el 2010 y hoy la deuda, entre interna y externa, se ha incrementado de $190 billones a $260 billones de pesos. Nótese que solo hemos hablado de billones. ¿Cómo quieren que la gente ahorre o meta plata en los fondos de pensiones, si solo al hacerlo le quitan el 9 % que no le da ni el rendimiento de dos años? ¡Francamente, qué exageración!
Pero el problema no es de ingresos, porque los colombianos hemos contribuido de manera significativa con impuestos, pero por el lado del gasto del Gobierno no se ve ningún compromiso. Recuerda nuestra empresa experta que los gastos de funcionamiento representan el 56 % y crecen el 6,4 %, mientras que la inversión representa el 21,4 % y disminuye el 1,4 %. Como dicen las tías, ¿cómo le parece? Agrega que, por ejemplo, se escindieron los ministerios que años antes se habían fusionado, que se crearon “chocho mil” unidades como la Nacional de Reparación de Víctimas, la Administrativa de Gestión y Restitución de Tierras, la Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres, etc., etc., etc., y la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza; la menciono de última porque con este tema quiero cerrar. Las fabulosas cifras del Dane aseguran desde ayer que “la línea de pobreza por ingresos en Colombia, a julio pasado, estuvo en 208.404 pesos al mes, es decir, un ingreso diario de $6.947 para suplir la canasta de bienes y servicios básicos de una persona”. ¿Cuáles bienes y servicios básicos se cubren con esa ridiculez? ¡Que me digan dónde, para irme para allá! Como dicen en una de las regiones que me acogió en mi infancia: “¿Para qué hijuepuercas alcanzan al día miserables $6.947?”. Que es que los índices internacionales dicen que… Que los rangos se obtienen de… ¡De nada! Eso no da, ahí sí, ni para el desayuno colombo-francés (Colombiana y pan francés). ¿Entonces va y vuelve al trabajo echando dedo? ¿Ve comer y queda lleno? ¿Los hijos hacen home school? ¡No fregués! Qué cortina de humo tan absurda.
Hoy sabemos que lo que lo que el Gobierno decía que estaba bien, no lo está; que o revisa los gastos de Estado, o se le revela el país por cuenta de más reformas tributarias o vía mayores impuestos… ¿Será que somos capaces de quebrar esta corruptela que incluye mucho más que nóminas paralelas, y que quiere pagar la mermelada con nuestro cada vez más disminuidos y sufridos ingresos?
Y como para todo hay estudios, también está el que dice que somos el país más feliz del mundo. Ay no, ¡apague y vámonos!
¡Feliz resto de semana!
