En Colombia, Córdoba y el mundo hay un mal que año tras año se lleva a muchos. Yo lo llamo un mal sin dolientes, porque parece que nadie le prestara atención. Me refiero a la depresión, un fantasma que afecta la salud mental de las personas conllevándolas a acabar con su vida. Según el portal El Mundo, un dato de 2020 de la Organización Mundial de la Salud habla de que "cerca de 800.000 personas en el mundo se suicidan, sin contar las que lo intentan, pero no lo logran".
Yo defino la depresión como una enfermedad silenciosa, pero poderosa, que cada día te lleva más al punto de querer salir de una cárcel imaginaria de la que solo crees escapar con el suicidio. ¿Será que desde los entes gubernamentales se está haciendo lo necesario para contrarrestar este flagelo? Desde mi punto de vista, las autoridades solo ponen pañitos de agua tibia a la situación y no buscan una verdadera solución. Hace falta apersonarse de este fenómeno que también acaba con nuestra sociedad, apagando los sueños de muchos, que con un poco de ayuda emocional, pudieron haber dejado huellas de superación ante las dificultades, siendo ejemplo para otros, contribuyendo también a acabar con esta problemática.
Cuando surgió la pandemia por el nuevo coronavirus, el ministro de Salud, Fernando Ruiz, instó a todos los colombianos a cuidar su salud mental, precisamente porque la ciudadanía se enfrentaba a situaciones de estrés debido al confinamiento y las preocupantes cifras de muertes y contagios del desconocido virus que empezó a atacar a la humanidad. En medio de esa preocupación, instituciones públicas y privadas pusieron a sus psicólogos al servicio de la comunidad, con el ánimo de mitigar cifras de suicidio.
Hoy, parece que esa problemática se olvidó y las acciones mencionadas anteriormente solo fueron un paño de agua tibia. El departamento de Córdoba por estos meses presenta unas preocupantes cifras de suicidios, que, en su mayoría, estarían relacionadas con la depresión. Un informe publicado por El Universal indica que hasta el 22 de mayo, se registraron 298 intentos de suicidio.
Pienso que el gobierno, como garante del bienestar de la ciudadanía, debería promover actividades pedagógicas encaminadas a brindar asistencia a las personas que presentan conductas suicidas a causa de la depresión.
A quienes hoy se encuentran en medio de grandes dificultades o están en un momento de desesperación, les recuerdo que ante etapas difíciles la mejor salida es buscar a alguien para conversar y tratar de recomenzar procesos, en búsqueda de una superación personal.