Puede decirse de alguna manera que Uribe está trabajando gratis desde que instauró un gobierno títere. Digamos por ejemplo: si él mismo estableció que no habría más mermelada, se supone que no está recibiendo ningún beneficio metálico del gobierno. Tampoco una ayuda para salir de sus afujías con la Corte Suprema, ni tampoco con alguna Fiscalía títere. La cuestión se agrava si ni siquiera pudiera poner a uno de sus hijos en el partidor presidencial. Póngase el caso: ¿aceptaría que uno de sus vástagos, si se quiere el más viril, fuera fórmula vicepresidencial de María Fernanda ya lanzada de puro viva al ruedo?
Entonces como el asunto no resulta tan mamey, digamos que la experiencia colombiana actual podría estar demostrando la imposibilidad de existencia de gobiernos títeres. En efecto, ahora Duque dice no ser títere da nadie. Incluso se molesta, sin que nadie lo tome en serio, y pide que lo respeten.
Uribe por su parte, quizás apartándose de un gobierno tan nefasto, o de cara a las nuevas elecciones, dice que Duque nunca ha sido su títere. ¿Será que ya ninguno de los dos soporta al otro, partieron cobijas, o existen más intríngulis en este asunto?
Hasta ahora, esto quiere decir que tú gobiernas o no gobiernas. No habría punto intermedio. Puede decirse que en la política colombiana actual se está dando un fenómeno que ya Aristóteles, el gran estagirita, planteara al exponer su célebre principio de la contradicción, que a veces se llama también principio de la no contradicción, que significa que una cosa puede ser y no ser al mismo tiempo. En síntesis, tú eres algo o no lo eres. ¡Y punto!
Para el caso, Uribe nunca pudo ser presidente por interpuesta persona. Contrario sensu: Duque no pudo ser Uribe en el gobierno por tercera vez. Ahora, aquí celebramos aquella temprana admonición de la benemérita señora madre del Duque al decir ante los micrófonos el día de las elecciones: Duque es Duque y Uribe es Uribe. Bueno… Es apenas obvio que ella, más que nadie, lo supiera.
Y sin embargo… nadie le estaba creyendo.
No obstante es a todas luces increíblemente cierto a estas alturas del partido que Uribe pretendió ser presidente titiritero. Todos los expresidentes del mundo se han retirado a sus cuarteles de invierno, menos él, luego su intención era titiritera. Incluso el inefable histrión, Donald Trump, apenas merodea.
¿Se ha demostrado que le salió el tiro por la culata? Si falló el disparo, ¿fue porque eligió mal el candidato o porque, como ahora se está decantando, es absolutamente imposible hacerlo por el principio filosófico arriba señalado? Ver bajo nota.
Y esto sería grave para la candidatura títere de María Fernanda.
¿O será que María Efe es la única forma de entronizar un beneficio para Uribe, por vía vicepresidencial de uno de sus hijos; o seguirá trabajando gratis? ¿Será que solo ahora podrá Uribe cobrar por ventanilla, María Fer interpuesta?
Todo eso me ha suscitado el reciente comentario de Uribe de que siente que la indecisión sobre su situación jurídica pesará sobre las próximas elecciones presidenciales. Uribe puede estarse dando cuenta que ha estado y seguirá estando trabajando gratis. No es su situación jurídica lo que le molesta. Lo que le produce inquina es que no pueda cobrar, pero se sienta obligado a poner sus votos gratis. ¿O será que los quiere cobrar?
Esto da una complicación poco menos que absurda. ¿Será que a los senadores de su bancada les irá mejor con Uribe suelto de madrina, con pleno uso de sus derechos constitucionales en caso de ser absuelto; o más bien les sirve un Uribe maniatado aunque ofreciendo sus votos gratuitamente? Siempre será mejor la lucha del burro con el tigre amarrado y no al revés.
El caso es que María Fer no necesariamente tiene por qué aceptar a uno de los vástagos de Uribe como fórmula vicepresidencial. ¿Incluso si, en el guate peor de los casos, María Fer gana, se aguantará a uno de estos párvulos haciendo negocios de sombreros de caña flecha desde la vicepresidencia? Al menos Duque tuvo cierto tanque de oxigeno vicepresidencial; pero Fer, con una garrapata pegada y chupando, ¿no será demasiado si ya se ha demostrado que los gobiernos títeres son una impostura?
Esto tiene una agravante. ¿En qué quedará la lucha por el poder del liderazgo al interior del Centro Democrático una vez Duque deje la presidencia? ¿Aceptará Duque una embajada en Washington para luchar por una potencial reelección de Trump portando la consigna enésima de tumbar a Maduro?
Esto es clave, si María Fer gana, su gobierno estará en el centro de la lucha sucesoral entre Uribe y Duque.
Además, María Fer, ¿intentará demostrar que será más títere que Duque?
¡Hágame el bendito favor! ¿Por qué tendría Colombia que pasar por semejante lodazal?
Ahora bien, existe otro asunto que no puede pasar desapercibido. Tan pronto María Fer expuso su pretensión inmediatamente saltó Uribe a cantar la suya propia. Una interpretación posible de tal simultaneidad podría ser: María Fer, ¿cómo podría ayudarte si tú no me estás ayudando a salir de mis propios problemas?
Como María Fer no tendría más votos en la Fiscalía que en su casa, o en la Corte Suprema, ¿será que le está diciendo "olvídate, o me sacas como puedas de este asunto que me aflige o tu candidatura no moverá ni una piedra"? Y ya se sabe que para que el rio suene, piedras ha de llevar.
Finalmente, ahora viene a saberse que a Uribe le está molestando su condición subjúdice. Es posible que sus dosis homeopáticas, ya casi serían cántaros lecheros, no estén siendo suficientes.
Y esto plantea otro asunto, este sí el más grave. Es donde quería llegar. Puede plantearse así:
Si de todas maneras Uribe se ve obligado a trabajar gratis, ¿esta próxima campaña política no será patológica por naturaleza? Es decir, más crudamente, ¿quién podría soportar sus niveles de toxicidad?, ¿en plena pandemia?, ¿y si el paro se extiende?
Debo decirle al pueblo colombiano con la mayor entereza que creo que ninguna campaña así se resolverá con gotas homeopáticas. Ni siquiera recogiendo café.
Por otra parte, es absolutamente evidente que jamás se ha tenido noticia de un paisa que trabaje gratis.
Nota. El principio de no contradicción podría ser un derivado cosmológico basado en una ley de la naturaleza y particularmente en la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Ahí se sostiene que nada puede ir a una velocidad superior a la de la luz, lo cual implica que en el universo un suceso va tras otro sin que puedan coexistir. El yo y el no yo solo aparecen en tiempos distintos. Si la velocidad de la luz fuere infinita todos los sucesos podrían existir al mismo tiempo, pero en ese caso nadie, si es que pudiera existir algo allí, se daría cuenta de nada. Sin embargo, cabe especular como también lo hizo Einstein que, dada la magnitud del universo, existe el fenómeno local. Es por eso que cabe tal debate en la comprensión del mundo humano, es decir, desde la perspectiva del principio antrópico.