A los 26 años Miguel Angel López entra a otra etapa de su carrera. Ya deja de ser la joven promesa para asumir la responsabilidad de demostrar que es una realidad. El palmarés no puede ser mejor: en las tres competencias más importantes del ciclismo internacional se ha destacado, fue tercero en el Giro del 2018, tercero en la Vuelta de ese mismo año y ganó una etapa y perdió el podio en el Tour de Francia del 2020. Dejó de ser el líder del Astana para caer en los caprichos de Eusebio Unzúe y su Movistar.
Es que la manera de correr de Movistar es extraña, la obsesión de ellos es ganar la clasificación por equipos, por eso se inventan cosas tan absurdas como llevar tres líderes a disputar el Tour, algo que siempre debilitó a Nairo Quintana. No vamos a hablar del desplante de Marc Soler en la Vuelta, con manotazo incluido sino ya a actitud de llevar en su momento a dos líderes más que Nairo, como fue cuando le tocó con Landa y Valverde compartir liderato. Mala decisión y peores resultados individuales, pero Unzue volvía a lograr su objetivo principal: ser campeón por equipos.
Por eso ojalá la carretera mande desde el principio y emita sentencia pronto y sea Superman mejor que Enric Mas y que el propio Soler, con quienes en teoría debería compartir liderato. Mas no tiene los pergaminos de Miguel Angel, su mejor posición en una gran vuelta fue el 5 lugar en el Tour del año pasado. Soler ni siquiera ha entrado alguna vez en un Top 10. Pero son españoles y esto va a pesar.
Si respetan a Miguel Angel y le dan el sitial de líder que no debería tener discusión, Miguel Ángel podría aspirar a podio. Ojalá respeten su jerarquía y no vuelvan a cometer el error de siempre: ver la nacionalidad antes que cualquier otra cosa. Miguel está listo para ser el verdadero Superman que siempre ha prometido ser. No está al nivel de los eslovenos Roglic y Pogacar pero una carrera tan larga y traicionera como el Tour nada está dicho. La principal carrera que debe ganar es la que sostendrá con su propio equipo.