La guerra mediática entre derecha e izquierda

La guerra mediática entre derecha e izquierda

"El éxito se logra con generales de la comunicación y con recursos notorios, no con mezquindades ni con políticos metidos a youtubers"

Por: Edgar de Castro
junio 15, 2021
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La guerra mediática entre derecha e izquierda
Foto: PxHere

Por ahora esta guerra mediática la pierde la derecha. En todo momento la izquierda con su rico aparato comunicacional posiciona en redes sociales las tendencias y temas que les provoque. Lleva años de trabajo efectivo en unión solidaria y patrocinio económico. Entre tanto, flotando en el limbo, la dirigencia de derecha, tacaña y cicatera, observa inoperante.

Son huestes y legiones armadas de arsenales de maldad, odio y amargura, dispuestas y preparadas para lo que sea con tal de destruir enemigos. Con tiempo y espacio para envenenar de odio y reclutar jóvenes irreflexivos con ínfulas de superhéroes, incapaces de distinguir lo verdadero y lo falso. Personas que desconocen la historia lejana y reciente, que aborrecen autoridades, las reglas y la moral, que atacan y calumnian sin miedo, injurian envalentonados e intoxican el ecosistema comunicacional. No les importa la verdad, les importa su ideología. Hacen parte de "la banda del pajarito" como la bautizó la periodista Vicky Dávila, una de sus presas cotidianas. Hoy esa pandilla mutó a una caterva sanguinaria y cruel, y el pajarito pasó a ser un dragón violento e inmisericorde.

Esa banda no tienen límites ni escrúpulos; sus víctimas favoritas son las instituciones, los principios, los valores y todo aquello que se atreva a contradecir, retar o denunciar sus posturas extremas. Ignora y desecha deliberadamente la información opuesta a su ideología y práctica al pie de la letra la "infoxicación", termino nacido del caos en que ha caído la comunicación. Esa banda obedece a vacas sagradas que defiende con pasión feroz. Son poderosos militantes de la extrema izquierda que entendieron que la perversión sistemática del mensaje es prioritaria en el cumplimiento del postulado de la combinación de todas las forma de lucha.

Por eso, esa rica corriente ideológica, convencida de que la actual guerra no se gana en el monte, sino en las emociones, vicia los hechos reales porque no le interesa. Para la izquierda lo importante es el relato. Para eso aplica la desinformación como un arma tenebrosa y eficaz. Sus líderes saben bien que si la información es oro, la desinformación es la joya de la corona. De ahí que la usen todo el tiempo. Gradúan enemigos diarios, no les afecta cuantos ni quienes, y no temen porque confían en el respaldo y en el poder de su estrategia comunicacional ejercida por miles de mercenarios invisibles, brutales, instrumentalizados y comandados por una red de expertos bien remunerados.

Tienen fuerte soporte económico y jurídico, y los ata la animadversión contra lo que ellos llaman el establecimiento, que en realidad son las instituciones, el sistema económico, el sector productivo y la ciudadanía. Cimentados en ese amparo crearon un poderoso y exitoso leviatán mediático que pone contra las cuerdas a la débil y avara estrategia propagandística de derecha.

Hoy esta guerra comunicacional está perdida. La izquierda lleva a la derecha años de trabajo solidario y patrocinio económico. Se puede comprobar todos los días. En todo momento posicionan en redes sociales las tendencias y temas que les provoca. En Twitter, en Facebook, en Instagram. Y no solo eso, sino que ya se idearon la forma de tumbar y sabotear cualquier contenido que la derecha intente colonizar. Manipulan todo. ¿Pero por qué ese éxito? El secreto a voces es que es fruto de un poderoso aparato de influenciadores y medios afines sostenidos económicamente y sin restricciones. La izquierda no duda en eso, brinda apoyo sin recato. Los ayudan, los mantienen. Entre tanto, la dirigencia de derecha, tacaña y cicatera, observa inoperante.

Es decepcionante ver los portales de derecha democrática luchando solos y sin recursos, persistiendo por ayudar y ganar la batalla para rescatar la verdad, la institucionalidad, el orden y los valores. ¿Cuáles y cuántos inversionistas, dirigentes políticos, industriales o empresarios disponen y ofrecen recursos para que esos portales afines crezcan y ejerzan una estrategia comunicacional que enfrente la perversión mediática de la izquierda?, ¿cuándo resucitará el equipo comunicacional de la derecha? Diestros hay, falta quien los active.

Estoy convencido de que mientras no haya respaldo no habrá manera de ganar esta guerra. Necesitamos expertos en comunicación que diseñen y apliquen estrategias maduradas, permanentes, impactantes y eficaces que llenen el vacío comunicacional de la derecha. Las palmaditas en el hombro y las barras de aliento de algunos pocos no ganan guerras. El éxito se logra con generales de la comunicación y con recursos notorios, no con mezquindades ni con políticos metidos a youtubers.

Señores dirigentes de la derecha colombiana, ¡despierten!, porque mientras los exitosos influenciadores de izquierda destrozan principios y valores teniendo como insumo la mentira, los de derecha, apoyados en la institucionalidad y la moral, pero inofensivos e inermes, sean derrotados por falta de un respaldo económico tangible. Por ahora, se cumple el texto sagrado que dice que "los hijos de las tinieblas son mas astutos que los hijos de la luz". No dejemos que eso siga pasando.

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