Mucha gente de este país quedó desencantada de esos ídolos que superaron la pobreza y han sido hasta vitoreados por haber tenido la oportunidad de lograr una vida de lujo que millones de colombianos no se puede dar. ¿Por qué? Porque la gente pobre de este país ninguneada una y otra vez por la “clase dirigente” de este país, por esa “gente de bien” que se tomó el poder para sus intereses de clase y se dan el lujo hasta de instalar laboratorios de coca en sus fincas, esperaba una verdadera solidaridad de estos ídolos en medio de la gran indignación que demostró esta clase pobre para gritar que quieren vivir en dignidad. Pero se crecieron tanto estos ídolos que le dieron la espalda a su propia clase, olvidando de dónde vinieron y sin importar para dónde van.
Los Silvestre Dangond, los Juanes, los Carlos Vives, los Maluma, los J Balvin, los James Rodríguez, los Pibe Valderrama, los Cuadrado, todos esos ídolos que tienen un pasado de pobreza, de grandes esfuerzos propios y de familiares que ayudaron a su causa, le dieron la espalda a la protesta social, a su gueto, que salió a exigir al gobierno de turno de mierda, que no les sigan dando una vida de mierda porque ellos también pagan sus impuestos para que le mejoren su condición de vida. Algunos de estos ídolos salieron con pronunciamientos de cajón, destemplados, y otros no se atrevieron a decir ni mu, pues sencillamente demuestran que la institucionalidad los “institucionalizó”; que esa riqueza que hoy ostentan estos pobres ídolos ricos los hace creer que pertenecen es a esa institucionalidad, a la “gente de bien”, y los desarraiga del gueto del cual salieron. Y si individualmente se desmarcaron de la gente pobre, también lo hicieron de manera colectiva, pues la Selección Colombia nos demostró una vez más que está es para “divertir” y no para protestar contra la injusticia de la institucionalidad. Pobres ídolos ricos que los enlatan y después los comercializan como productos de “entretenimiento”.
Estos pobres ídolos ricos no solo olvidaron su condición, sino que también perdieron su dignidad. Para lo único que tienen “carácter” es para ostentar obscenamente que “más vale ser rico que pobre”: nos enseñan sus parrandas, sus trabas, sus escándalos, sus mansiones, sus carros de lujo, sus viajes en avión privado, sus videojuegos, sus modelos, los lujos que le dan a sus hijos, el libro que cuenta su historia de vida… ¡Aplausos! Qué bien. Pero para ponerse hombro a hombro con los pobres que en masa salen a manifestarse, esa arrogante demostración de lujos es más bien esa mano que, en vez de sujetar, suelta la mano del que pide solidaridad con esa causa. Si varios de estos pobres ídolos ricos no hubieran alcanzado lo que lograron, y se hubieran mantenido en el gueto, sin duda estarían en medio de la protesta y de pronto hasta en la primera línea de resistencia.
¿Más vale ser rico que pobre? ¿No será mejor no ser un pobre ídolo rico? Pero, bueno, bien dice el dicho: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
