Ver a un caricaturista talentoso, pero pésimo ser humano como Matador, haciendo fuerza para que hoy la Selección de Ecuador le gane a Colombia, y todo porque sus jugadores no se han pronunciado a favor del paro, es algo ridículo, vergonzoso y asqueante.
Pretender que un jugador de la selección tenga que hablar de política, y peor aún, ponerse del lado de los "oprimidos" para poder decir que es un buen deportista, o de lo contrario criticarlo, juzgarlo y condenarlo, solo demuestra la falta de racionalidad, y el alto grado de estupidez que trae consigo el odio de clases.
Hemos caído bajo, al punto de presionar para que en el país no se jugara la Copa América, un evento que sin duda habría dinamizado la economía en algunas ciudades, y más ahora cuando tanto nos quejamos del desempleo y la pobreza.
Tanta mezquindad es decirle al mundo: “Háganle, festejen ustedes porque nosotros los colombianos no merecemos nada, preferimos seguir matándonos. Preferimos seguir en la pobreza y el tercermundismo, aunque el odio nos envenene el alma”.
Bájense de esa nube, apátridas mezquinos. La Selección Colombia es un equipo de fútbol, no un partido político. Muchachos como Cuadrado, Mina, Ospina, Tesillo, Uribe, Muriel, etcétera, no representan ni a Petro ni a Uribe, ni a Fecode, ni al Centro Democrático, o a la Colombia Humana.
Ellos son deportistas consagrados, y nos representan es a todos los más de 50 millones de colombianos. Nos han dado alegría, esperanza y aliento, aún en medio de nuestras tantas tragedias. No nos deben nada.
Muchos de ellos también gambetearon la pobreza y la miseria, pero se esforzaron y se superaron. Y si algunos ostentan sus carros, sus mujeres, o sus fortunas, pues de malas; ellos tienen todo el derecho, porque cada cosa la han logrado con su propio esfuerzo y talento.
Somos nosotros quienes tenemos con ellos una enorme deuda de gratitud, por sudar la camiseta, por regalarnos emociones, y por llevar en alto los colores de una bandera que, ninguno de ellos ha puesto boca abajo.
La falta de visión, el resentimiento y el odio de clase nos están pasando factura. Ya es hora de dejar la estupidez. Es tiempo de dejar tanto resentimiento y reconocer que somos un gran país, aunque a muchos nos falte grandeza para ayudar a construirlo.
Viva Colombia y viva nuestra selección. Ganen o pierdan este domingo, siempre estaremos agradecidos y orgullosos de ustedes muchachos. Aunque se emputen los mediocres fracasados, ustedes los jugadores del combinado patrio sí son la juventud que nos representa como país.
