En su más reciente columna en El Espectador, la escritora Piedad Bonnett afirma:
“Incapaces de conciliar sobre el cese de los bloqueos - llamados ahora eufemísticamente por el Comité del Paro (CNP) “puntos de resistencia” - y sobre la desmilitarización de la protesta, peticiones justas las dos, convirtieron este mano a mano en una lucha de poder que se desentendió de la ciudadanía. Y esta, exasperada por la dilación y el entorpecimiento de su vida laboral y cotidiana, lo que ha hecho es radicalizarse y quitarle apoyo y simpatía a la protesta. Al CNP o le faltó sentido de la oportunidad y visión, o quiso llevar las cosas hasta un punto de polarización que le diera réditos políticos con miras al 2022.”
Un iracundo corresponsal del diario El Espectador, don Andrés H. Rubiano, que se califica a sí mismo como “Desempleado – manifestante”, en carta al director de ese diario contradice a doña Piedad:
“Bonnett cree en la idea de que los bloqueos dependen del Comité Nacional del Paro (CNP). O desconoce la realidad de los “puntos de resistencia” e ignora quiénes los están liderando y llevando a cabo, o se ha limitado a basar su análisis en la perezosa y manipulada versión oficial. ¿Cómo es posible que aún se crea que los jóvenes que están en las primeras líneas de diferentes ciudades encuentran representantes en señores sindicalistas? Muchas voces de manifestantes y organizaciones sociales han expresado que ese comité no los representa. Quienes conforman el CNP —líderes de organizaciones sociales de pensionados, trabajadores, camioneros, campesinos y estudiantes— no representan a jóvenes o manifestantes que difícilmente han tenido trabajo o un cupo para estudiar (mucho menos una pensión… El CNP es un frente, pero no el único. Una prueba de esto es que aún si el CNP rechazara y solicitara el levantamiento de bloqueos, difícilmente sus peticiones van a tener un efecto real en los jóvenes que resisten en diferentes ciudades. El CNP no tiene línea de mando frente a las primeras líneas. Muy diferente es lo que podría hacer el presidente Duque para evitar más abusos de la Policía, pues se supone que él sí tiene un control real de las acciones de la Fuerza Pública (puede dar órdenes, destituir, cambiar estrategias, etc.). El CNP no tiene ese control, que es lo que parece suponer Bonnett con su mala lectura.”
Me temo que don Rubiano tiene algo de razón, pero solo algo. Los gorditos del Comité del Paro – la mayoría de ellos en uso de buen retiro y con la mofletuda sonrisa de alguien que lleva mucho tiempo sin hacer nada - no tienen el control del paro. Además, tampoco se puede olvidar que el Comité del Paro representa casi exclusivamente es a los sindicatos de empleados del sector público. Pero donde el “desempleado – manifestante” Rubiano se equivoca es que los jóvenes, especialmente los de la primera línea, tampoco son los únicos actores; y mucho menos los que tienen el control del paro. En los bloqueos, que en un eufemismo ridículo los del Comité del Paro y Rubiano llaman ‘puntos de resistencia’, no se puede descartar la presencia y enorme influencia de:
- Los narcos, arropados o no en mantas ideológicas, y sus delegados. Las sumas que hay que gastar en pagar y mantener a muchos manifestantes, principalmente a las “barras bravas”, es gigantesca: ‘tres golpes’ y cómo mínimo y 70.000 pesos diarios garantizados. Los narcos son también los que financian buena parte de la Minga y los Misak que actúan principalmente en el Pacífico colombiano.
- Los delegados de Petro y su equipo: Hace unos días, Gustavo Bolívar organizó una colecta internacional para proveer material de protección a los manifestantes de primera línea. Todo parece indicar que los machetes, navajas y papas bombas si los debían aportar es los indígenas y los manifestantes. Muchos trasportadores que se unen al paro también están ligados a las huestes petristas.
- Los venezolanos delegados de Maduro y sus esbirros. Algunos estiman que los venezolanos, en ocasiones, pueden llegar a ser hasta el 30 % de los manifestantes, especialmente de las “barras bravas”.
- Los pescadores profesionales del “río revuelto.” Ahí por supuesto están todos los integrantes de la extrema izquierda que pretenden imponerles al resto de los colombianos su modelo económico y social.
- Por último están las “pandillas’ y los microtraficantes que aprovechan para hacer de las suyas en toda oportunidad que se les presente.
