Peñalosa III, candidato presidencial

Peñalosa III, candidato presidencial

"Él se vende como un político independiente. Sin embargo, su pertenencia al establecimiento está más que demostrada"

Por: Emilio Lagos Cortés
junio 11, 2021
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Peñalosa III, candidato presidencial
Foto: Instagram @enriquepenalosal

Colombia cuenta con un candidato presidencial más. Se trata de Enrique Peñalosa, dos veces exalcalde de Bogotá y ya precandidato presidencial en los años 2010 y 2014. En el año 2015 fue electo por segunda vez alcalde de Bogotá con una campaña basada en la idea de que hacía política pensando en administrar bien a Bogotá como una meta, sin usar su administración como trampolín a la presidencia. Aseguró que quería ser alcalde de Bogotá, que no pensaba en la presidencia. Bueno, parece que ya lo olvidó, y ahora, una vez más, sueña con la presidencia. Primer requisito para ser político del establecimiento: mentir.

Y como buen candidato presidencial del establecimiento, su programa es… hablar en contra de Gustavo Petro. Al mejor estilo del uribismo, su énfasis no está en proponer salidas a la crisis que vive Colombia, crisis causada por la mala gestión de una clase política inepta y corrompida, de la que Peñalosa es exponente notable, sino en atacar a quien se proyecta como gran amenaza para el establecimiento en el 2022, Petro. Sus trinos lo demuestran:

Peñalosa se vende como un gran administrador. Bogotá debe agradecerle que cuando llegó por primera vez a la alcaldía de la ciudad congeló el proyecto del metro y lo reemplazó por el sistema TransMilenio. Al llegar a la alcaldía por segunda vez, enterró el proyecto del metro subterráneo que la administración Petro tenía bastante adelantado, abandonándolo para iniciar un metro elevado desde cero, que a la final, se proyecta, resultará más caro y con menos estaciones, y que hoy sigue en el aire, literalmente. Su secretario de gobierno, Miguel Uribe prometió que el metro estaría terminado en el 2022, trino que eliminó recientemente, pero aún quedan rastros. Así, Peñalosa reúne el gran mérito de haber privado a Bogotá, en dos ocasiones, de tener un sistema de transporte tipo metro. ¡¡¡Gran administrador!!!

Eso sí, su gestión ha beneficiado de manera notable a los fabricantes de buses, particularmente a Volvo, que le ha vendido miles de estos vehículos a la ciudad, obligada a padecer un pésimo servicio, altas tarifas y la contaminación generada por el diésel, su combustible. Y el mismo Peñalosa ha participado de los beneficios, Volvo lo ha retribuido generosamente: el exalcalde ha recorrido el mundo dictando conferencias sobre transporte basado en buses tipo TransMilenio, conferencias pagadas por Volvo. Nadie vaya a pensar que eso fue una retribución por los buses comprados para Bogotá.

Otros aspectos a tener presente en la gestión de Peñalosa son el uso de material defectuoso para construir las lozas de las calzadas de TransMilenio, que llevó a que apenas inauguradas debió iniciarse su reemplazo; la construcción de bolardos por toda la ciudad; la destrucción de reservas ambientales como la Van Der Hammen y su deseo de cubrirlas con concreto; su propósito por demoler el hospital San Juan de Dios, y por evitar la construcción de sistemas de trasporte como los cables aéreos y los tranvías. Peñalosa adora el concreto y los buses.

Pero Peñalosa también se vende como un político antiestablecimiento, independiente. Sin duda en la presente campaña tratará de explotar eso, mostrarse como una alternativa para reemplazar al decadente establecimiento político. Pero en sus distintas campañas ha contado con el apoyo de sectores tradicionales como los conservadores, la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, Vargas Lleras y Cambio Radical, y el uribismo. Y cuando se ha enfrentado a Petro, como será en esta campaña, todo el establecimiento ha cerrado filas tras Peñalosa. Sin duda, el uribismo considera que en Peñalosa puede confiar el cuidado de sus tres huevitos y su caudillo en decadencia.

En síntesis, Peñalosa es un vendedor de humo que se vende como gran administrador, aunque su gestión ha resultado nefasta para Bogotá; eso sí, se convierte en una carta más del establecimiento para tratar de frenar a Petro en el 2022; puede ser presentado como independiente y, simultáneamente, le resulta confiable al establecimiento. Su pertenencia al establecimiento está más que demostrada por su cercanía con el uribismo y demás corrientes de la política tradicional.

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