Nació en el verde del Amazonas y de allí no había salido nunca hasta cuando tuvo que emigrar, perseguido, a Bogotá. Abel Rodríguez tiene 77 años y dibuja troncos, hojas, al detalle y en toda la gama de colores que conforman esa selva de ha recorrido y que es su vida misma. “Lo mío siempre ha sido la parte natural, curar con las plantas, los rezos y el humo del tabaco, porque así se mejora a la gente. Pintar… Yo no sabía. Pero aprendí”.
Abel es un artista, un experto en plantas y un sabio de la comunidad Nonuya que además conoce como nadie de los sistemas ecológicos de la cuenca del Amazonas. Una sabiduría que ha traducido a dibujos hasta completar las 400 ilustraciones que completan su carpeta. Un camino creativo a través del cual ha encontrado también una ruta para cuidar la naturaleza.
Su trabajo, su vida, su alegría con la que recrea el mundo que conoce, que respeta y quiere traspasó fronteras y llegó a Holanda donde anualmente se premia con el Premio Príncipe Claus a quienes contribuyan a hacer mejor la vida para los seres humanos. Y este indígena mayor salido de lo profundo del Amazonas se lo ganó. "A través del registro y la descripción del conocimiento holístico medioambiental de los Nonuyas, transmitido de generación en generación, la obra de Abel Rodríguez demuestra la relevancia y el valor que adquiere el conocimiento indígena para el bien común", dice el acta que le otorgó el premio.
“Todos estos conocimientos aplican a la vida humana, aplican a la vida de la naturaleza. El que tiene buena memoria y buena disposición va entendiendo la necesidad de aprender sobre los recursos que nos da la tierra”, dice Abel, quien cuenta además que su aprendizaje viene desde niño, cuando conectó en una maloca con la naturaleza, mientras los viejos le contaban los secretos de la tierra.
Con el amazonas en el corazón, Abel rodríguez recibirá en Palacio Real de Ámsterdam el próximo 10 de diciembre junto con otros 10 artistas, el premio en manos del príncipe Constantino de los Países Bajos.