Sectores radicales del Centro Democrático con Maria Fernanda Cabal a la cabeza, quienes le endilgaron al embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos, responsabilidad sobre la reacción negativa de sectores defensoras de Derechos humanos por el manejo del gobierno Duque de la protesta social, habrían presionado su salida. Incluso en la visita de congresistas de su partido a la capital norteamericana, estos fueron desobligantes con él y manejaron un programa independiente al margen suyo.
Por el contrario, la canciller Marta Lucia Ramirez había quedado muy satisfecha con la agenda flash organizada por el embajador que concluyó con su reunión con el Secretario de Estado Antony Blinken.
Santos tuvo una movida en falso en la recta final de la campaña presidencial norteamericana cuando, orquestada por la Casa de Nariño, la delegación en la capital norteamericana no disimuló su favoritismo hacia el derrotado republicano Donald Trump.
La consecuencia más obvia del descache diplomático parecería haber sido el que casi seis meses después de posesionado el demócrata Joe Biden en la Presidencia, aun no haya tenido un contacto telefónico directo con el Presidente Duque. La canciller Ramirez ha anunciado que la llamada se dará pronto después de su gestión con Blinken.
Es la segunda vez que Francisco Santos presenta su renuncia, pero esta vez parecería si tener planes de regreso pronto a Colombia. El nombramiento del sucesor formaría parte del reacomodo político de Duque buscando gobernabilidad para el último tramo de su gobierno.