Hablar de minorías es hablar de marginalidad en la sociedad colombiana y a su vez de un constante rechazo bajo ideologías prejuiciosas.
Y este es el caso de la comunidad LGBTIQA+, una minoría sexual que se ha venido reivindicado con la llegada del feminismo, pensamientos hippies de los años 60 y 70 al igual que por las nuevas generaciones que han dado pasos agigantados en materia de inclusión y por dejar a un lado el machismo que sumía y sume en violencia de todo tipo a mujeres y personas sexualmente diversas.
Estas reivindicaciones se han visto reflejadas en aspectos económicos, educativos, sanitarios, laborales como pensionales, que lastimosamente al momento de poner en práctica no se ven más que como simples palabras en un papel sin poder alguno.
Algunos ejemplos de lo que aquí se nombra son el rechazo del fondo nacional de prestaciones a un ciudadano porque según esta entidad el aval para acceder a una pensión no se presumía en parejas del mismo sexo; la negación de un juez cristiano en Cartagena de casar a una pareja de lesbianas porque iba en contra de su moral; la agresión a mujeres, hombres trans y personas no binaries en las cuarentenas de la ciudad de Bogotá en donde solo podrían salir hombres y mujeres un día especifico (abandonando de esta forma a quienes no tenían un documento que coincidiera como se identificaban); la agresión a prostitutas trans en Bogotá; la muerte de Alejandra Monocuco (que se presume ser por negligencia médica por ser trans); 75 personas LGBTIQA+ asesinadas en 2020.
Súmele también que la posibilidad de conseguir empleo siendo persona trans es poca o nula, forzándoles a empeñar profesiones que seguramente no deberían ejercer, ya que especialidad de campo es otra, como laborar informalmente y/o en los peores casos ejercer la prostitución no por decisión propia sino por prejuicios socializados.
Prejuicios otorgados por dogmas machismo-religiosos, un tanto cómicos, pero que a la hora de la verdad abren una llaga en la vida de estas personas, llagas que se buscan sanar con espacios de inclusión que son aprovechados por marcas en la búsqueda de intereses económicos; y a su vez son juzgados por creerse en una falsa coacción de ser homosexual… Como fue la que se ejerció por años en donde se mataba por amar, en donde como en la actualidad ser quienes somos era un acto de rebeldía, pues al salir de casa e incluso dentro de ella no sabes lo que te espera. Un fiel testimonio es el caso de la quinceañera, mujer trans a la que desconocidos prendieron fuego a su casa con sus 4 cachorros dentro por ser quien es, una mujer trans.
Ser gay, lesbiana, bisexual, trans, pansexual, asexual o lo que queramos ser no es una propuesta que planteamos a los demás para ver si es rechazada o aceptada, es nuestra identidad… de la cual no debe depender la forma en que me tratan, contratan y ven, si no de lo que soy una persona más.